Psicologia

El Efecto McGurk

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Qué es el Efecto McGurk

El efecto McGurk es un fenómeno de percepción que ocurre cuando una persona percibe que el movimiento de los labios de otra persona no coincide con lo que esa persona realmente está diciendo. (Boersma, 2011; Nath y Beauchamp, 2012)

En otras palabras, es una ilusión que se produce en la interacción entre visión y audición en la percepción del habla.

Aquí, el componente óptico de un sonido se acopla con el componente auditivo de otro sonido. Este emparejamiento posteriormente induce la percepción de un tercer sonido.

Si bien una combinación de estímulos auditivos deficientes e información ocular de alta calidad puede constituir una fuente común del efecto McGurk, una multiplicidad de factores influyen en la magnitud de este fenómeno.

Origen e Historia del efecto McGurk

El efecto McGurk fue introducido por primera vez en 1976 por los psicólogos cognitivos Harry McGurk y John MacDonald en un artículo titulado Escuchando labios y viendo voces (McGurk & MacDonald, 1976).

Este efecto se descubrió accidentalmente mientras McGurk y su asistente, MacDonald, realizaban un estudio sobre la percepción del lenguaje por parte de los bebés en varias etapas de desarrollo.

Durante el estudio, en un lugar, reproducirían el video de una madre hablando y en otro lugar, reproducirían el sonido de su voz.

En el experimento, ordenaron a un técnico que doblara, con la sílaba auditiva «ba», una cinta de video con una imagen visual de «ga». Cuando se reprodujo la cinta doblada, MacDonald y McGurk percibieron “da”, un fonema distinto tanto del audio doblado como del visual.

Tanto McGurk como MacDonald estaban confundidos. Sin embargo, finalmente se dieron cuenta de que el fenómeno no se debía a un error del técnico, sino a una idiosincrasia en la percepción humana.

Factores externos que impactan el efecto McGurk

A continuación se comentan los factores externos que tienen un impacto en el llamado efecto McGurk.

Distracción visual

Un estudio del papel de la atención óptica en la percepción del habla audiovisual observó el efecto McGurk en dos situaciones diferentes (Tiippana, Andersen & Sams, 2004).

En el primer caso, la atención del oyente se centró en el rostro del hablante, mientras que en el segundo caso, el oyente ignoró el rostro prestando atención a una hoja que se movía por el rostro del hablante.

Los resultados demostraron que el efecto McGurk fue más débil en este último escenario. Este resultado se atribuyó a la modulación de la percepción del habla audiovisual mediante la atención visual.

La modulación en este documento podría haber ocurrido en un estado de procesamiento prematuro, unisensorial, o debido a alteraciones en la etapa de integración de la información visual y auditiva.

Desvío táctil

La investigación ha desafiado recientemente la suposición popular de que el emparejamiento audiovisual se produce sin atención (Alsius, Navarra & Soto-Faraco, 2007).

Un estudio investigó si la integración del habla audiovisual se ve obstaculizada por el agotamiento de los recursos de atención ópticos y auditivos, ya que las demandas de atención se imponen en el dominio táctil que no está directamente asociado con la percepción del habla.

El efecto McGurk se midió en un modelo de tarea dual que implicó una asignación táctil exigente. Los resultados indicaron que la proporción de respuestas visualmente influidas a la información audiovisual disminuyó a medida que la atención se desviaba hacia la tarea táctil.

Este resultado se atribuyó al impacto modulador en la unión audiovisual del habla que está mediado por las limitaciones de la atención supramodal.

Estos hallazgos parecen proporcionar simultáneamente una visión del dinamismo y la amplitud de las interacciones entre los mecanismos de unión transmodal y el sistema de atención.

Familiaridad

Se llevó a cabo un experimento para examinar las afirmaciones de la independencia del procesamiento del habla facial y la identidad facial (Walker, Bruce y O’Malley, 1995).

En el estudio, los rostros utilizados para crear los estímulos del efecto McGurk se manipularon para que fueran extraños para algunos participantes pero familiares para otros. Además, las voces y los rostros utilizados eran congruentes (pertenecían al mismo individuo) o incongruentes (pertenecían a diferentes individuos).

Los distintos grupos de participantes se compararon entre sí para medir su susceptibilidad a la ilusión de McGurk. Los resultados indicaron que cuando las voces y los rostros eran incongruentes, los participantes que conocían los rostros eran menos susceptibles que los que no conocían los rostros.

Este resultado implica que el habla facial y la identidad facial están lejos de ser independientes, y que aquellos que están familiarizados con los rostros de los hablantes tienen menos probabilidades, que aquellos que no están familiarizados, de dejarse influir por el efecto McGurk.

Estructura de la sílaba

Un estudio de investigación llevó a cabo cuatro experimentos para decidir si la información óptica influye en los juicios de eventos no hablados y de habla especificados acústicamente (Brancazio, Best & Fowler, 2006).

El estudio empleó sonidos de clic que muchos oyentes de inglés perciben como no hablados, pero que funcionan como consonantes en ciertos idiomas africanos.

Los resultados demostraron un efecto McGurk significativo para clics aislados. Este efecto, sin embargo, fue notablemente menor que el de las sílabas oclusivas de consonante.

Además, para las sílabas de vocales de clic, se descubrieron fuertes efectos de McGurk que eran similares a los de las sílabas en inglés. Por otro lado, para ráfagas de liberación extirpadas de consonantes oclusivas aisladas, se encontraron efectos débiles de McGurk; estos fueron similares a los efectos de los clics aislados.

Este resultado muestra que el efecto McGurk puede ocurrir incluso en entornos sin habla.

Además, aunque la importancia fonológica no es un requisito previo para el efecto McGurk, parece intensificarlo.

Factores internos que impactan el efecto McGurk

A continuación se comentan los factores internos que tienen un impacto en el llamado efecto McGurk.

Daño cerebral

Los hemisferios del cerebro cooperan para integrar la información del habla recibida a través de los sentidos óptico y auditivo (Baynes, Fummell y Fowler, 1994).

Las personas diestras, para quienes las palabras tienen un acceso privilegiado al hemisferio izquierdo y la cara al hemisferio derecho, tienen más probabilidades de experimentar un efecto McGurk.

La investigación también muestra que el efecto McGurk, aunque está presente, es significativamente más lento para aquellos que se han sometido a una callosotomía. Además, los estímulos visuales impactan fuertemente en la percepción del habla en individuos con lesiones en el hemisferio izquierdo y demuestran un efecto McGurk mayor que la persona promedio (Schmid, Thielmann & Ziegler, 2009).

Sin embargo, sería menos probable que experimentaran el efecto McGurk si el daño en el hemisferio izquierdo hubiera comprometido la percepción del habla del segmento visual (Nicholson, Baum, Cuddy y Munhall, 2002).

Por otro lado, las personas cuyo hemisferio cerebral derecho ha sido dañado, demuestran un deterioro en las funciones de integración visual y audiovisual.

Además, aunque la integración de la información de estos individuos puede producir un efecto McGurk, tal integración aparece solo si se utilizan estímulos ópticos para mejorar el rendimiento cuando la señal auditiva es pobre.

Por lo tanto, aunque las personas cuyo hemisferio derecho está dañado pueden presentar un efecto McGurk, no es tan fuerte como lo sería en un grupo normal.

Enfermedad de Alzheimer

Un estudio que investigó la conectividad cerebral asociada con la enfermedad de Alzheimer (EA) a través de la evaluación de un efecto transmodal, examinó el efecto McGurk en los afectados por la enfermedad y comparó a los participantes de control (Delbeuck, Collette y Van der Linden, 2007).

Los resultados revelaron el deterioro de la integración transmodal en la percepción del habla para la EA. Sin embargo, el fenómeno no se asoció con interrupciones en el procesamiento distintivo de los estímulos del habla visuales y auditivos.

Este resultado implica que el déficit específico de integración aural-óptica en pacientes con EA podría ser el resultado de una falla en la conectividad.

Discapacidad específica del lenguaje

Un estudio que examinó a 28 niños en edad preescolar con Deficiencia Específica del Lenguaje (SLI) y 28 niños en edad preescolar sin AEL buscaba analizar su capacidad de integración auditivo-visual (Norrix, Plante, Vance & Boliek, 2007).

Si bien ambos grupos se desempeñaron de manera equivalente en modalidades audiovisuales congruentes, en la condición audiovisual incongruente, los niños con SLI demostraron un efecto McGurk que fue más débil que el observado para aquellos sin SLI.

Los resultados indican que aquellos con SLI experimentan un efecto McGurk significativamente menor que aquellos sin SLI.

Si bien es posible que presten menos atención a los gestos articulatorios y empleen menos información visual al percibir el habla, no encuentran desafíos significativos para percibir señales exclusivamente auditivas.

Afasia

Una investigación de la capacidad de una persona que padece afasia leve para reconocer los tokens ofrecidos en condiciones solo visuales, auditivas y audiovisuales arrojó resultados que merecen atención (Youse, Cienkowski y Coelho, 2004).

La hipótesis era que en la condición bimodal, el rendimiento sería ideal y que el efecto McGurk exhibiría integración de la información del habla.

Sin embargo, los resultados no respaldaron las hipótesis, pero sugirieron que un patrón de respuesta perseverante está limitando la integración exitosa de la información del habla audiovisual, y la utilización de estímulos bisensoriales del habla puede verse comprometida en adultos afectados por afasia.

El efecto McGurk en diferentes idiomas

Independientemente del idioma que se utilice, los oyentes generalmente dependen, hasta cierto punto, de la información visual en la percepción del habla. Sin embargo, la intensidad del efecto McGurk varía según los idiomas.

Por ejemplo, los oyentes españoles, italianos, turcos, ingleses, holandeses y alemanes experimentan un efecto McGurk más fuerte que los oyentes chinos y japoneses (Sekiyama, 1997; Bavo, Ciorba, Prosser & Martini, 2009; Erdener, 2015).

La práctica cultural de evitar el contacto visual y las estructuras lingüísticas tónicas y silábicas podría explicar este efecto disminuido tanto entre los japoneses como entre los chinos.

La investigación también muestra que, a diferencia de los niños ingleses, los niños japoneses no demuestran un avance en el desarrollo de la influencia visual después de los seis años (Sekiyama y Burnham, 2008; Hisanaga, Sekiyama, Igasaki y Murayama, 2009).

Sin embargo, los oyentes japoneses reconocen la incompatibilidad entre los estímulos auditivos y ópticos mejor que los oyentes ingleses, quizás debido a la falta de grupos de consonantes de los japoneses (Sekiyama y Tohkura, 1991).

A pesar de las diferencias manifiestas antes mencionadas, los oyentes de todos los idiomas se ven obligados a confiar en los estímulos ópticos cuando los estímulos de audio son ininteligibles. Cuando esto ocurre, la variación entre idiomas desaparece y el efecto McGurk se aplica por igual.

Resumen

  • El efecto McGurk ocurre cuando una persona percibe que los movimientos de los labios de otra persona no se corresponden con lo que esa persona está diciendo.
  • Los psicólogos cognitivos, Harry McGurk y John MacDonald, introdujeron el concepto del efecto McGurk en 1976, después de descubrir accidentalmente el fenómeno durante un experimento.
  • Varios factores externos como la distracción visual, la diversión táctil, la familiaridad y la estructura de las sílabas pueden afectar el efecto McGurk.
  • El daño cerebral, la enfermedad de Alzheimer, el deterioro específico del lenguaje y la afasia son algunos de los factores internos que influyen en el fenómeno.
  • La magnitud del efecto McGurk puede variar de un idioma a otro; sin embargo, dicha variación desaparece cuando los estímulos de audio se vuelven ininteligibles.

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