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Verdades y Mentiras Sobre Streaming, Royalties y la Industria Musical

Con una gran cantidad de músicos famosos y ejecutivos de la industria expresando el descontento que tienen en torno a las regalías dadas por el streaming, en este artículo revisaremos por qué la situación no es tan simple como parece.

Comenzaremos trayendo a colación la situación en la que David Crosby – quien tuvo un éxito enorme en los 60 con The Byrds y un éxito más grande aún con Crosby, Stills & Nash publicó en Twitter cuáles eran sus pagos exactos por streaming de todos los servicios digitales.

Terminó su Tweet con un toque sarcástico. “Haz que tu canción sea reproducida más de un millón de veces y obtén menos de 5 dólares. Sí, muy justo” 

Poco tiempo después, Jody Gerson, el CEO de Universal Music Publishing Group, habló para el Wall Street Journal comentando que, si bien es cierto que el streaming está creciendo en el mercado de la música, “los pagos no son los que queremos que sean” y eso significa que editoriales y compositores van a seguir siendo menos pagados que las marcas.

El mercado musical ha estado creciendo lentamente en los años recientes y dejando atrás la por el todo conocida como «Crisis de la industria musical» y en este sentido, el streaming ha logrado lo que las descargas nunca pudieron – contrarrestar el declive de las ventas físicas.

Sin embargo, esto tiene un efecto sobre la mecánica de las regalías.

Al observas las cifras mostradas por Crosby en su Tweet, fueron un tanto ambiguas debido a que las cifras proceden de 9 servicios diferentes, con Napster siendo el que paga más (0.019) y Youtube pagando el que menos (0.00069) pero no está claro si está basado en los pagos de las regalías como un promedio entre todas las canciones o si son esos royalties corresponden a una misma canción pero en distintos servicios.

También es importante mencionar que la parte de 1 millón de visitas para recibir sólo 5 dólares no tiene sentido. Incluso en Youtube, el cual ofrece el pago más bajo, un millón de reproducciones correspondería a un total de 690$.

Por otro lado, un millón de reproducciones en Napster habría generado 19.000 dólares.

Pero el foco aquí no es tanto la matemática si no a que las regalías del streaming para los compositores no son tan buena idea como muchos  piensan.

Del lado de las editoriales, es importante mencionar que los éxitos más grandes que han producido han tenido a otros compositores.

Basado en la cantidad de reproducciones de Spotify, también podemos observar que los éxitos más grandes de la era del 64 al 67 (La era de The Byrds, antes de que Crosby dejara la banda) no fueron compuestos por Crosby.

“Turn! Turn! Turn! (To Everything there is a season) fue compuesta por Pete Seeger, “Mr Tambourine Man” fue compuesta por Bob Dylan, “Eight Miles High” está compuesta por Gene Clarck, Roger McGuinn y David Crosby y “My Back Pages” fue otro cover de Dylan.

En referencia a los mejores éxitos de Crosby, Stills y Nashs, tenemos “Suite: Judy Blue Eyes” que fue compuesta por Stephen Stills, al igual que “Helplessly Hoping”, mientras que “Southern Cross” es atribuida a Stills, Rick Curtis y Michael Curtis.

Para la época de Crosby, Still, Nash y Young, “Ohio” fue compuesta por Neil Young, “Our House” fue compuesta por Graham Nash al igual que lo fue “Teach your Children”.

Ciertamente, existen una gran cantidad de canciones que Crosby compuso, pero es importante recordar el contexto completo en casos como este, ya que los ingresos por editorial suele dividirse entre varios artistas.

Esto nos lleva a un punto en las criticas de Gerson con respecto a las regalías por editorial en torno al streaming.

No sólo los compositores tienen que buscar formas de conseguir suficiente streams para poder subsistir, sino que también deben compartir su derechos con muchos otros compositores.

De esta forma, incluso si están involucrados en un éxito musical, el pago se va a dividir. Cinco o seis compositores trabajando en una misma canción no es algo inusual de ver.

El aumento de los multi-compositores es algo común.

En el álbum reciente de Ed Sheeran llamado “Divide”, existen cerca de 20 compositores distintos para cada una de las canciones.

Si bien es cierto que Gerson no habla específicamente de Sheeran o de cualquier otro artista famoso, podemos comprender que la proliferación de co-escritores va a reducir los ingresos que perciban los compositores.

Mientras que la división de lo que es y no es un single se ha vuelto más ambigua, la mecánica de la economía ha cambiado – Y esto es algo de lo que Gerson hace énfasis en su entrevista con el Wall Street Journal:

“Cuando comencé en la industria por primera vez, podías escribir algo para un gran álbum, por ejemplo para uno de Whitney Houston, e iba a vender muchas copias, de forma tal que podías hacer mucho dinero como compositor”.

Menciona ella en referencia a la era del CD

Pero a menos que estés componiendo singles o tengas piezas en canciones muy famosas que tengan muchas reproducciones, no vas a poder lograrlo en la actualidad”

Esto es sin duda alguna cierto, pero existe un argumento en el que se dice que el boom de los CD en los 90 creó una burbuja artificial tanto para los sellos discográficos como para las casa editoriales.

Las marcas podían hacer más dinero al vender CD en precios que superaban de forma notoria los cassetes (dándole regalías disminuidas a los artistas); las casas editoriales y compositores también se beneficiaban de las mecánicas donde existía equidad en torno a todas las canciones de un álbum; al ser un éxito popular, se veían claramente beneficiados. Claro, si el álbum no gustaba mucho, tenían problemas.

Ahora esto es irrelevante para la era del streaming.

Lo bueno del streaming es que las mejores canciones siempre van a ser reproducidas una y otra vez al pasar el tiempo; lo malo es que las canciones malas no van a tener ni una sola oportunidad.

El gran problema sin embargo está en el hecho de que los compositores y las casas editoriales sienten que deberían ser pagadas más por sus canciones en las plataformas de streaming. Hay tres formas de lograr esto:

  1. Que las compañías discográficas accedan a pagos menores con respecto a las regalías para darle esos pagos a los compositores y casas editoriales.
  2. Plataformas como Spotify accedan a bajar sus ingresos de suscripciones y anuncios y que sea trasladado para los compositores y editoriales (y puede que también a los sellos).
  3. Los consumidores paguen más por su suscripción y que sea dividido de forma igualitaria entre los servicios, discográficas y casas editoriales.

Los puntos 1 y 2 son efectivos a la hora de mantener los costes al mismo nivel pero no es tan efectivo a la hora de aumentarlo.

Alcanzar estas formas de aumentar un poco los ingresos para los compositores implicaría que los sellos discográficos redujeran sus ingresos (lo cual es poco probable) o que los servicios bajen sus ingresos (lo cual no sería una buena idea).

Esto nos deja con el punto 3) como la mejor opción no sólo para las casas editoriales sino también para las discográficas y los servicios. Pero tiene sus riesgos.

El sector de suscripciones se quedó en precios de 9.99$ en los comienzos del milenio con la llegada de Rhapsody y las reencarnaciones legales en Napster y se acentuó aún más con la llegada de Spotify y Apple Music y sus costes.

Existen opciones de descuento como combos o acuerdos con operadores móviles, pero el único intento de superar el precio de 9,99 dólares ha sido dirigirse al mercado de los amantes de la música para mejorar la calidad del sonido cobrando 19,99 al mes.

Se ve entonces que existe una especie de estancamiento en cuanto a los precios.

No existe servicio que vaya a tomar el riesgo de cobrar más. Si la inflación fuera tomada en cuenta, de acuerdo a la Oficina de Estadísticas Nacionales lo que costaba 9.99 dólares en el año 2000, debería de costar hoy 16,33 dólares. A pesar de esto, las suscripciones de streaming no se han movido al ritmo de la inflación.

De otro lado, mientras que Netflix ajustó sus costes de suscripción recientemente, no hay un servicio de streaming que haya hecho lo mismo – A pesar de que incluso pueden argumentar que se aumentan los precios por cuestión de inflación.

Hasta que eso ocurra, las probabilidades de que los compositores sean mejor remunerados por cada reproducción ocurrida es incierta, Lamentablemente, existirá un daño colateral con respecto a estos costes y ganancias.

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