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Investigación industria musical. Crisis en la Industria Discográfica (1990−2007)

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Dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad eres tú quien las debe cambiar Andy Warhol (1928−1987), artista estadounidense.

RESUMEN:

Actualmente la industria discográfica enfrenta una severa crisis. La cantidad de CD’s que se venden en la actualidad baja año a año. Los motivos pueden ser muchos y variados. Por un lado los precios excesivos con los que son coercializados los CD’s de audio, ocasionan que las personas recurran a otras alternativas de consumo de música, como la piratería musical.

Por otra parte, las inquietudes musicales de hoy van más allá de los intereses y presiones de las discográficas. Empresas que se caracterizan por no correr riesgos y presentar pobres ofertas musicales. Eso sin mencionar los desiguales contratos que firman con los músicos, adueñándose de los discos a su conveniencia y ofreciendo porcentajes injustos. Todo esto aunado a la fusión entre la tecnología del audio y la informática, originada por los avances tecnológicos en materia de almacenaje y distribución, en combinación con la rápida propagación de Internet a través del planeta. Además, el surgimiento de nuevas herramientas tecnológicas permite a los artistas prescindir de las disqueras. Ante todo esto, una opción seria que la música debe de dejar de ser vista como un negocio, para pasar a ser un instrumento cultural. Sin embargo, quienes obtienen beneficios de él se resisten a cambiar. La industria tiene que adaptarse a los avances tecnológicos y encontrar la forma de retribuir a los músicos. Es un proceso inevitable y siempre ha ocurrido. Aún si las disqueras llegaran a desaparecer, la música seguirá existiendo. De eso no hay duda.

Origen de la industria discográfica


Los orígenes de la industria discográfica se pueden remontar hace ya más de un siglo, cuando el desarrollo tecnológico le permitió al hombre la captura, almacenaje y reproducción de sonidos. Desde el comienzo, la industria tuvo que adaptarse y renovarse ante las nuevas tecnologías que fueron surgiendo. Dichas innovaciones no surgían a una velocidad tan acelerada como en la actualidad, permitiendo que la industria se pudiera adaptar oportunamente e implementar las medidas correctas.

El mayor auge de la industria discográfica se da en los años 80’s. En ese entonces, había grandes grupos que además vendían grandes cantidades de discos. Las disqueras destinaban elevados presupuestos a sus artistas, pues tenían la seguridad de que se les retribuiría en forma de ventas millonarias y discos de oro y platino. Sin embargo, hoy en día la industria discográfica enfrenta grandes y nuevos desafíos.

El negocio musical, tal y como se concebía hace unos años, está en declive. La cantidad de CD’s que se venden en la actualidad baja año a año. Ante esto surgen algunas interrogantes. ¿Qué factores originaron la crisis por la que atraviesa la industria discográfica actualmente? Ese fue nuestro planteamiento del problema. Encontrar la respuesta es uno de nuestros propósitos. Aparte de eso, también queremos demostrar que la misma industria discográfica tiene gran parte de la culpabilidad de esta crisis, no sólo es culpa de los músicos y de los consumidores, debido a sus malas prácticas y a su esquema de negocios.

Esta investigación se fundamenta en el hecho de que la industria discográfica se mueve en base de intereses económicos. Dando como resultado que los CD’s sean comercializados a un precio muy alto y a que las disqueras inunden el mercado con pobres ofertas y artista desechables, en su afán de conseguir el éxito inmediato, dejando a la deriva a otras propuestas más valiosas. Eso sin mencionar los desiguales contratos que firman con los músicos, adueñándose de los discos a su conveniencia y ofreciendo porcentajes injustos.

Además las nuevas tecnologías en materia de almacenaje y distribución de música han complementado la forma de distribuir y consumir música. Si sumamos a esto la piratería musical, nos encontramos ante el hecho de que la industria se enfrenta a una grave crisis que, hay que recalcarlo, no es la primera en su historia.

La industria discográfica debe adaptarse a los nuevos cambios o de lo contrario verse obligada a desvanecerse. La presente investigación intentará describir de forma sintetizada pero precisa los factores que a lo largo de los últimos 17 años afectaron a la industria discográfica y analizar en que manera están afectando el funcionamiento y la estructura del negocio.

 Compañias discograficas.

 También conocidas bajo los nombres de sellos discográficos, disqueras o simplemente discográficas. Básicamente son empresas que se dedican a realizar, comercializar y distribuir grabaciones de música.

El rol que desempeñan es el de encontrar y desarrollar nuevos talentos para así, de manera conjunta con el artista, puedan crear grabaciones musicales que sean viables comercialmente hablando.

Sin embargo, es de sobra conocido que las grandes compañías discográficas siempre se han distinguido por apoyar y comercializar lo que consideran rentable, es decir lo mismo de siempre; pop, balada, música grupera, cumbias y demás géneros populares. Debido a esto propuestas diferentes a las que imperan en el mercado son dejadas, literalmente, a la deriva. (Fuente: Wikipedia)

Respecto al modus operandi de las discográficas, este consiste en arrojar cosas contra la pared y ver cuáles se quedan pegadas, tal como lo afirma Nathan Brackett, editor en jefe de la revista Rolling Stone. Actualmente para que un grupo o cantante pueda acceder a los supuestos beneficios ofrecidos por la industria debe proporcionar además de la grabación, el arte, la maquila del CD y, por supuesto, que firme un contrato por el cual acepta prácticamente no percibir nada. Esto significa que si un grupo pretende editar un tiraje mínimo para una disquera grande (3 mil placas) deberá desembolsar mínimo 3 mil dólares, éste precio incluye la total producción del CD (Fuente: la desaparecida Revista Switch).

El esquema de negocios más cómodo para las disqueras es tener canales de distribución en donde ellas controlen la oferta y puedan empujar su contenido. Es precisamente este esquema el que nos traído éxitos como Britney Spears o Maria Carey. Música que, a pesar de vender grandes cantidades de CD’s, pierde toda sutileza y significado, porque fue fabricada para una masa de gente genérica. Este tipo de música, que cuenta con el apoyo total de las disqueras, tiene unos objetivos claros y definidos.

Los artistas se ven sometidos a estos fines y casi siempre funcionan como verdaderos productos de temporada. Se trata de música de consumo, que vive poco tiempo y cuyo contenido en la mayoría de las veces es convencional y estándar. Los artistas comerciales son meros productos masivos, ya que para eso están creados, y su finalidad es lo que los sociólogos tachan de condoncéntrica: úsese y tírese.

De esta forma las grandes disqueras inundan el mercado de productos desechables. Productos cuyo contenido es, en muchas ocasiones, estándar y convencional. (Fuente: Wikipedia). No satisfechas con las pobres ofertas que presentan, las disqueras recurren a medios poco honestos para asegurar el éxito en ventas.

Al menos eso parece. Según el sitio detodounpoco.com no hay dudas de que varias discográficas recurren a un sistema poco legal cuando desean impulsar las ventas de un CD. Este método consiste en lo siguiente: las disqueras envían hasta 3 o 4 veces más discos, de un determinado artista, de los que una tienda pudiera requerir. Unos meses después los discos de sobra regresan a la compañía.

Esta sencilla operación les permite a las disqueras inflar artificialmente la distribución de un CD y así figurar en las listas de los más vendidos. La notoriedad y la publicidad que da este hecho, hace creer a los consumidores y a los medios que se trata de un disco de éxito. Esta es la mejor campaña posible para que un CD se convierta en un disco de éxito. De no ser cierto, resultaría imposible explicar que un artista venda, según la disquera; la cantidad de 400,000 discos el día que es lanzado a la venta y después se sepa que realmente ha vendido poco más de 100,000.

Muchas veces se han generado polémicas en relación con la excesiva búsqueda económica de las grandes disqueras pues en muchas ocasiones obligan a los artistas a hacer más digerible y comercial su propuesta con el fin de expandir su rango de compradores potenciales y llegar a un público más amplio, limitando, de esta forma, la creatividad del autor.

Tampoco pueden faltar las colaboraciones que grupos como de rock realizan con artistas de géneros populares, colaboraciones que casi siempre son exigidas por las grandes disqueras a un grupo o artista para que este pueda continuar en el mainstream (la música que escucha todo el mundo, sinónimo de comercialidad). (Fuente: Wikipedia).

Las disqueras se ven más interesadas en convencer a sus artistas de hacer álbumes vendibles en vez de darles libertad para que hagan el disco como ellos lo deseen. Por eso existen miles de discos tributo, reediciones, discos de grandes éxitos, álbumes en directo y recopilaciones de caras B. La industria se aprovecha de la necesidad de completismo de los fanáticos y las manías del coleccionista, aquel que compra cualquier cosa con el nombre o el logotipo de su artista o grupo favorito. (Fuente: la desaparecida Revista Switch).

Lejos han quedado los años en que una persona compraba un CD musical y podía disfrutarlo de principio a fin. De unos años para acá la mayoría de los álbumes lanzados al mercado sólo contienen 2 o 3 canciones de entre las demás, que han sido creadas con dedicación y empeño por parte de los artistas, el resto son sólo de relleno y sirven para cubrir las cláusulas del contrato. La prueba irrefutable que demuestra esto: en contadas ocasiones un álbum es reproducido en su totalidad en el escenario.

Generalmente en las presentaciones en vivo los músicos interpretan una selección de éxitos pasados y unas cuantas canciones de su más reciente disco. Lo anterior nos deja una interesante interrogante, si los autores de dicho álbum no lo presentan completo ante el público y no le dan, por consiguiente, la debida importancia, ¿cómo podrían las personas creer que se trataba de algo importante? En síntesis las discográficas son las que deciden qué música se escucha y qué música no.

A nivel mundial, el control de la mayor parte de la música que se comercializa esta en manos de 3 grandes disqueras denominadas las Majors, las cuales son Universal Music Group (UMG), Warner Brothers Records y Sony BMG Music. Electric and Musical Industries (EMI) se adicionó a Warner en el transcurso del año 2007, la única intacta al cierre de la investigación es Universal.

Estas disqueras también se encargan de distribuir discos de otras compañías de menor jerarquía que generalmente son de su propiedad y se denominan subsellos. Por ejemplo, entre los subsellos que pertenecen a Warner Brothers están Roadrunner, Maverick, Sire Records y Reprise. (Fuente: la desaparecida Revista Switch). Antes de continuar es necesario que hablemos del siguiente tema. Al avanzar en la lectura se verá el porque hacerlo así.

Propiedad Intelectual y Derechos de Autor

La música es un bien de información, y una vez producida, puede ser fácilmente duplicada y distribuida sin el consentimiento del vendedor. Si no se puede evitar que las personas que no pagan por ella la utilicen, no hay forma de obtener beneficios económicos por producirlo. A su vez, para que pueda existir la industria discográfica, es necesaria la instauración y aplicación efectiva de una reglamentación que proteja los derechos de autor manteniendo algún grado de exclusividad, pues sirve para la creación del poder de monopolio tan necesario en la industria. (Fuente: La industria discográfica y la revolución digital, 2004). Algo que no se puede controlar no puede ser poseído. Los propietarios de derechos de copia y de autor han perdido en la práctica el control de sus propiedades. (Fuente: Revista Muy Interesante).

Factores que originaron la crisis en la industria musical


Precios elevados y Baja calidad de los CD’S.

Empecemos con el precio de venta de los CD’s. Independientemente de otras consideraciones podemos apreciar que existe una gran diferencia entre el costo de fabricación y el precio de venta. La teoría económica nos dice que en un mercado libre el precio queda fijado por la intersección de la curva de oferta y demanda.

El mercado de venta de CD’s no es precisamente un claro ejemplo de mercado libre y los precios están mantenidos artificialmente por las disqueras. Como consecuencia de este diferencial percibido por el consumidor final surgen otras alternativas de compra/consumo de música como la piratería musical física y la piratería musical por Internet. (Fuente: diariogaia.blogspot.com).

Retrocedamos algunos años en el tiempo. Cuando el CD empezó a ser comercializado (años 80’s) la gente se quejó de su elevado precio. En ese entonces se decía que bajarían de costo cuando la tecnología abarcara más hogares, se extendiera su difusión y hubiera mas oferta. Como se podrán haber dado cuenta, eso nunca ocurrió.

Actualmente la mayor parte de los CD’s tienen un precio que oscila entre los $150 y $200 pesos mexicanos. Los que cuestan menos de $100.00 pesos generalmente son discos pasados de moda o recopilaciones de artistas con pocas ventas. (Fuente: la desaparecida Revista Switch).

Considerando que la fabricación de un CD virgen actualmente no cuesta ni 0.50 pesos mexicanos y que si a esto le aumentamos los costos por la renta de un estudio de grabación (que no representa un gran valor debido a que es usado por varios artistas), la reproducción, la impresión de portada, el pago de regalías tanto al intérprete como al compositor, la distribución y venta; el precio de un CD original no debería exceder los $40.00 pesos mexicanos (Fuente: mx.answers.yahoo.com).

Entonces, ¿de dónde salen los elevados precios de los discos? Según la perspectiva de Matthias Klaes (Profesor de comercio de la Universidad de Keele) las disqueras prefieren mantener el alto precio de los CD’s antes que abrir una fase de competencia basada en una guerra de precios, que a fin de cuentas, podría perjudicarlos a todos.

Al parecer las compañías no toman en cuenta las ganancias que un recorte de precios podría generar para la compañía precursora. Una de las razones que argumentan las discográficas para los altos precios es que un CD ostenta un gran valor debido a que se trata de una forma durable y portátil de entretenimiento, a la cual se le agrega el valor de la esencia artística contenida tanto en el disco como en el empaque del mismo. Según declaraciones de la Recording Industry Association of America (RIAA, traducción al español: Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos) la gran mayoría (de los lanzamientos) no llegan a ser rentables nunca. Luego de los costos de producción, grabación, promoción y distribución, la mayoría nunca vende lo suficiente para recuperar estos costos, y mucho menos generar ganancias.

Al final, menos del 10% resultan rentables, y en efecto, son estos discos los que financian a todo el resto. (Fuente: riaa.com). Así, los discos exitosos deben financiar a los discos que no son rentables, que son la absoluta mayoría (más del 90%). De allí que los discos tengan que ser tan caros, debido a la incapacidad de las disqueras de diferenciar un producto exitoso de otro destinado al fracaso.

Otro motivo es que las campañas de comercialización y promoción de los CD’s se basan en promocionar solo algunas canciones incluidas en el disco denominadas sencillos (generalmente son 2 o 3 canciones). Los sencillos casi siempre son las canciones que tienen mas impacto comercial y las que motivan a los consumidores para que adquieran el CD en cuestión. Esto significa que los sencillos estarían financiando a los demás discos incluidos en un disco. Supongamos que un CD promedio incluye entre 12 y 15 canciones, de las cuales 2 son sencillos. Teniendo como supuesto que sólo el 10% de todos los CD’s son exitosos, esto significaría, que entre el 0.6% y el 1.5% de todas las canciones estarían financiando a todo el resto de los lanzamientos discográficos. (Fuente: La industria discográfica y la revolución digital, 2004). Los consumidores no sólo pagamos altos precios sino que también obtenemos a cambio un producto cargado de deficiencias, tal como lo afirma la Federación de Consumidores en Acción (FACUA).

Esta federación advierte que los sistemas anticopia implementados provocan en los CD’s un defecto que hace que no funcionen en determinados reproductores, como los de los automóviles y computadoras personales. Además, los usuarios que carecen de programas informáticos (perfectamente legales y de venta en los mismos establecimientos que comercializan los discos) capaces de sortear los mecanismos anticopia, ven imposibilitada la conversión de los archivos de audio para escucharlos en los reproductores de MP3. Por ello, FACUA cree que los usuarios que se encuentran con estos problemas dejarán paulatinamente de comprar discos originales. (Fuente: foroware.com).

Evolución tecnológica dentro de la música.

 Ya lo decía Bob Dylan: los tiempos están cambiando. La evolución de la industria discográfica ha estado, desde sus orígenes, influenciada por los avances tecnológicos. Primero fueron los discos y el tocadiscos, después el casete y las grabadoras−reproductoras (walkman), y años mas tarde los formatos digitales (minidisco, CD, entre otros). Todos estos inventos revolucionaron los procesos de reproducción y distribución de la industria discográfica, por lo que la industria se vio obligada a cambiar y adaptarse con el fin de no quedar fuera del negocio. (Fuente: La música y la informática).

En la década de los 90’s se dio, gracias a la masificación y popularización del Internet, una revolución sin precedentes en el ámbito de la distribución de la música. A continuación realizaremos una breve revisión para entender las causas y cambios que generaron dicha revolución. Internet llevó a una nueva forma de distribución en el campo musical, dando oportunidad a formas autónomas de producción y distribución de la música.

Gracias a la red comenzaron a surgir toda una gama de servicios relacionados con la música tales como las publicaciones electrónicas, comercios electrónicos, radiodifusión en línea, intercambio de canciones entre particulares y herramientas de radiodifusión. Además, al funcionar como un medio de contacto y expresión permitió que los músicos aprovecharan la red para establecer contacto entre ellos mismos y el público en general. Al igual que en otras industrias, Internet estaba afectando el comercio minorista de la música grabada. De esta manera surgieron varios sitios denominados comercios minoristas virtuales (e−tailers) como Amazon.com que comenzaron a vender CD’s y casetes a través de la red.

Como resultado del éxito obtenido por estos sitios, otros comerciantes minoristas físicos como Virgin o Tower Records comenzaron a expandir sus operaciones al mercado on−line. Al mismo tiempo que surgían los comercios minoristas virtuales, aparecieron las primeras radiodifusoras por Internet que utilizaban un tipo de tecnología llamada streaming audio, la cual servía para transmitir música desde un sitio Web hacia la computadora del usuario. Algunas de esta radiodifusoras tenían vínculos con comercios minoristas virtuales y recibían comisiones por ventas de clientes que ellas hubieran dirigido hacia los comercios afiliados. Sin duda alguna el cambio más importante que generó Internet fue la posibilidad de intercambiar archivos musicales.

El intercambio de música gratuita en línea puso en serios problemas a las discográficas, pues eliminaba a los intermediarios entre el músico y los consumidores. Veamos como se dio el proceso. A principios de los años noventa algunos jóvenes de EUA comenzaron a usar una red experimental universitaria de conexión de computadoras para intercambiar correos e información.

Estos estudiantes, al ser fanáticos de la música, intentaron acoplarla a sus computadoras. Por esas fechas la industria promocionaba el CD, una de cuyas características era que se trataba de un formato digital, al igual que las computadoras y la red. Gracias a esto fue posible crear copias idénticas de cualquier CD y enviarla por medio de Internet, tarea que se vio facilitada por la creación del formato MP3.

Este formato hizo posible comprimir archivos musicales a un tamaño razonable sin perder demasiada calidad de sonido, para así poder distribuirlos a través de Internet. De 1994 a 1997 miles de jóvenes aprendieron a crear e intercambiar archivos MP3.

A pesar de que el proceso era lento y complicado, esto no los desalentó pues era divertido y totalmente gratis. El éxito que tuvo el formato MP3 impulsó que varias empresas desarrollaran reproductores portátiles de MP3. Empero, las disqueras no le dieron la mayor importancia pues pensaban que era un proceso muy complejo y si se transformaba en un problema seria fácil de aplastar. Entre 1997 y 1999, esto cambió debido a dos jóvenes de poco más de 20 años, Justin Frankel y Shawn Fanning; los cuales gracias a sus creaciones revolucionarían la manera de intercambiar música mediante Internet. Mientras que Justin Frankel publicó el programa Winamp que permitió que los archivos MP3 pudieran ser reproducidos con facilidad, Shawn Fanning inventó y lanzó el programa Napster que facilitó el intercambio de música.

Napster fue pionero en el intercambio de archivos mediante el sistema P2P (peer−to−peer) que en español significa de igual a igual. Esto permitió que las personas pudieran compartir sus archivos MP3 desde el disco duro de su computadora hasta la máquina de otra persona. El proceso no era tan complicado y la transferencia de archivos se realizaba directamente entre los usuarios, o sea peer−to−peer (de igual a igual). Poco tiempo después Frankel publicó Gnutella, programa con las mismas funciones que Napster pero legalmente blindado. Lamentablemente después de una batalla legal, Napster se fue a la quiebra y vendió sus activos a Roxio Inc. cediendo el trono del software P2P a Gnutella y otros programas como Morpheus y Kazaa. (Fuente: Revista Muy Interesante).

Ahora adelantémonos unos años después, hasta el año 2001, para ser exactos. Este fue un año de expansión y estratificación musical que instauró la primera generación de uno de los inventos más importantes para la música en los últimos años: el iPod. Su éxito radicó en que permitía a los consumidores poner toda su colección musical en la palma de su mano, por lo que ya no era necesario comprar y andar cargando discos.

En los primeros años de la década de los 00’s, una de las principales actividades de la gente que contaba con Internet de alta velocidad (banda ancha) era bajar e intercambiar música mediante redes P2P. Entonces surgió un concepto diferente, ¿qué tal si los consumidores pudieran comprar la música que bajaban? Muchos artistas deseosos de separarse de las disqueras comenzaron a vender su música en línea. Así, sitios como mp3.com. (Lanzado en diciembre del 2003 por CNET Networks) ofrecieron nuevos escaparates donde los usuarios podían pagar por la música que bajaban y apoyar a músicos de bajos recursos y poca distribución. Pero el primer gran paso que alguna empresa dio para demostrar que se podía hacer negocio con la venta de música en línea, sin estafar a los consumidores, fue dado por Apple y su tienda virtual de nombre iTunes Store. El modelo resultó ser todo un éxito, ya que iTunes eliminaba el problema de comprar un CD completo por sólo una canción, al ofrecer a las personas la posibilidad de comprar canciones individuales o discos completos que podían descargar, quemar a CD o cargar en su reproductor iPod. (Fuente: Revista Popular Mechanics en Español).

En los años subsecuentes surgirían varias herramientas que ayudarían a los músicos y grupos a independizarse de las disqueras, y a no requerir de ellas para poder producir o distribuir un CD. Sitios como Myspace (surgido en 2003), Youtube (surgido en 2005) y Blogger (surgido en 1999) permitieron a los músicos tener comunicación directa con la gente que los seguía y tener la oportunidad de que su música fuera escuchada en cualquier parte del mundo y sin costo alguno, logrando cruzar fronteras que de otra forma seria imposible.

A continuación los presentaremos uno por uno. Myspace originalmente era un sitio que servía para compartir fotos, videos, textos y música. En el momento en que los grupos comenzaron a usar este sitio como herramienta de promoción y difusión surge Myspace Music, un espacio dentro del mismo sitio dedicado exclusivamente a los músicos y grupos. Actualmente el sitio cuenta con más de un millón de grupos y músicos registrados, además de que los grupos ya no dependen de firmar con disqueras, pues con una mínima inversión pueden producir un demo y distribuirlo de manera gratuita mediante la red. Youtube es un sitio Web que permite a los usuarios compartir videos digitales a través de Internet mediante un proceso sencillo. El sitio aloja una gran variedad de clips de películas, programas de televisión, videos caseros y videos musicales.

Al igual que Myspace, Youtube se ha convertido en un medio de promoción para los artistas y grupos, pues actualmente cualquier grupo puede subir al sitio sus videos, ya sea de sus sencillos o de sus presentaciones en directo, teniendo la ventaja de que no hay intermediarios entre el artista y el público.

Los primeros blogs surgieron por 1997, pero es hasta 1999 cuando surge un sitio llamado Blogger, el cual brindaba no solo espacio para que la gente hiciera su blog, sino también las herramientas para hacerlo. Básicamente son diarios personales que se publican en línea mediante Internet Algunos años después varios blogs comenzaron a ofrecer música descargable con fines de promoción y de difusión y desde el 2006 se ha venido popularizando el servicio de bajar música mediante blogs, decayendo, con esto; el uso del P2P. A pesar de que sitios como Myspace, Youtube, Blogger y sus similares han transformado la relación grupos−medio ha pasos agigantados, por desgracia la radio y la TV seguirán con su infausta labor intermediaria entre las bandas y el público. Aun así, estamos en una época en donde esta mas vigente que nunca el Do It Yourself (Hazlo tu mismo) y donde cualquiera puede cumplir su sueño de ser músico o de formar su propio grupo. Bob Dylan tenía razón, los tiempos están cambiando.

Piratería musical

Según los datos de la propia industria este factor es el principal causante de del descenso en las ventas de CD’s. La piratería musical es el fruto de una evolución tecnológica vertiginosa que tiende ha democratizar la música por medios digitales.

Por eso es no es posible erradicarla, al menos por hoy. Pero primero hay que definir piratería. Básicamente el término se aplica a aquellas actividades que persiguen un lucro mediante la explotación comercial de las creaciones de terceros sin permiso ni compensación alguna. Antaño, la piratería musical consistía en lo siguiente: el pirata hacía una copia de un CD sin el permiso correspondiente.

La mayoría de las veces usaba materiales de la más baja calidad para así sacar provecho. Como generalmente las copias ilegales eran de artistas comerciales como son los músicos pop, las disqueras sufrían grandes pérdidas pues era el sector donde más les afectaba. Con este tipo de piratería musical hay 2 víctimas: la industria por el deceso en las ventas y el consumidor, pues las falsificaciones son de pésima calidad y además no contienen el arte original del disco, que es parte de su esencia. Anteriormente la piratería musical era exclusivamente física. Sin embargo, los años no pasan en vano y gracias a los avances tecnológicos, el consumo comenzó a mutar hacia lo electrónico.

De esa forma surgió un nuevo tipo de piratería musical: la Piratería por Internet. La aparición y popularización de los formatos de audio comprimido (MP3), los programas P2P (Emule, Kazaa, Napster) y el abaratamiento de las líneas de comunicaciones (ADSL) han llevado a un boom en el fenómeno de compartir música. Ahora las personas no sólo intercambiaban música con sus amigos y vecinos, sino con todo el mundo.

Con esto la industria de la piratería musical física ha sufrido pérdidas importantes, pues los consumidores prefieren obtener canciones completamente gratis en vez de adquirir un CD pirata en el mercado negro. Mientras el intercambio de canciones benefició a los consumidores al permitirles conseguir las canciones que deseaban gratuitamente y conocer nuevas propuestas musicales ajenas al mainstream, las grandes compañías discográficas veían como la mina de oro que un día llegaron a tener se diluía como polvo entre sus manos. Y esto era algo que las empresas no podían permitir, así, la industria comenzó a usar armas legales en un intento por defenderse.

En el juicio contra Napster, sus demandantes alegaban que era una herramienta que fomentaba la piratería y el intercambio de música ilegal, al violar los derechos de autor. En cambio, los defensores del programa argumentaban que era simplemente una tecnología que permitía pasar música, previamente comprada, a otros. Actividad muy común desde los tiempos de los casetes y el walkman, la diferencia radicaba en que el proceso en este caso era mas rápido y con mas personas. A su vez, los creadores de Napster afirmaban que el programa no permitía el pirateo de música en formato MP3 sino que permitía que los usuarios compartieran entre ellos dichos archivos. Al final Napster murió pero los seguidores de la tecnología independiente huyeron hacia otros métodos todavía libres (por el momento) del control del mercado.

Con el advenimiento del iPod simplemente se reforzó y puso en evidencia un fenómeno generalizado: la compra de CD’s por parte de las personas se extinguía. Por diferentes motivos, la gente de diferentes estratos sociales dejó de comprar discos físicos legales. Desde la persona de clase media o alta que bajaba música mediante el P2P por cuestiones de facilidad o disponibilidad, hasta la gente de bajos recursos que adquiría copias piratas por una cuestión de precios.

Con el surgimiento de tiendas de música virtuales como iTunes, parecía ya no haber excusas para no descargar música de una forma legal. Sin embargo, una de las quejas más recurrentes de quienes compraban música en sitios de Internet es el precio de las canciones, en promedio 1 dólar (13 pesos), lo mismo que cuesta fabricar un CD físico con todo y empaque. Ante este hecho, las personas seguían prefiriendo obtener canciones gratis.

Últimamente, como ya lo habíamos mencionado, se ha venido popularizando bajar canciones en blogs. Al bajar música de esta forma las personas no se exponen de ninguna manera pues si hay acción, es contra quien subió la música. Para muchas personas, el argumento de que la industria es movida sólo por intereses económicos y no musicales a la hora de atacar la venta ilegal de CD’s les hace justificar estas prácticas. Para otros es una manera de protesta contra los precios excesivos y los malos discos que inundan el mercado.

Impacto de los factores

Desde un punto de vista asociado a la producción, las descargas digitales permiten, al transferir directamente el producto al consumidor, llevar los costos marginales prácticamente a cero. Esto representa un costo mínimo o nulo para el consumidor, el cual se ve beneficiado, no así las disqueras. El formato MP3 ocasionó cambios sobre la manera en que los nuevos consumidores conciben a una pieza musical. Los objetos tangibles (CD’s) al ser reemplazados por bits que son almacenados en reproductores de MP3 y ante la ausencia, que esto representa, de contacto físico con la copia original por parte del consumidor; origina nuevos tipos de relaciones entre el consumidor y el producto. Los jóvenes están creciendo bajo un nuevo paradigma cultural en el que bajar música no es malo, y esto puede ser grave para la industria a largo plazo, pues es difícil convencer a una persona que creció bajando música ilegalmente mediante Internet de que adopte el hábito de comprar CD’s. (Fuente CAPIF).

Además, la digitalización de la música y la disponibilidad de tecnologías baratas de intercambio de archivos han llevado a una crisis de credibilidad para la industria discográfica

Efectos de los factores en la Industria Discográfica

Ya vimos el impacto de los factores. Ahora, veremos de qué manera afectan éstos la estructura de la industria discográfica. La incorporación de nuevas tecnologías de informática y comunicaciones entrañaría la posibilidad de un nuevo modelo de negocio basado en distribución digital de música, pasando por alto a los tradicionales intermediarios de la industria Sin embargo, ante la abundancia de material musical sería necesario implementar nuevos intermediarios que filtren y administren el creciente flujo de archivos musicales. Ahora bien, la distribución digital elimina los problemas de sobreproducción y subproducción, ya que cada copia es realizada en el preciso instante en que se adquiere.

Esto resulta en grandes ganancias de eficiencia y en una reducción de los riesgos implicados. Además como el lanzamiento de material discográfico en línea ya no exigirá grandes inversiones ni gigantescas infraestructuras, cualquier persona podría montar su propio sello discográfico y lanzar música al mercado. Pero esto implicaría otro problema, pues en un mercado donde miles de nuevos álbumes son subidos a Internet cada semana, ¿cómo se podría captar la atención de los consumidores en unas condiciones como esas? Actualmente las compañías, en vez de optar por nuevos valores, deciden contratar a artistas que están funcionando en otros países o que siguen las tendencias en boga. Al hacer esto se aseguran de que no serán defraudados a la hora de vender discos. (Fuente: Wikipedia)

También hay aspectos buenos, veamos un ejemplo. El crecimiento de la piratería y el intercambio musical a través de Internet ha provocado el surgimiento de tiendas virtuales y pequeñas disqueras que apuestan por la difusión de nuevos talentos (corriendo riesgos en el proceso) y la descentralización de los gustos musicales, inclusive echando mano de novedosos formatos de distribución y venta de música, Estas disqueras casi siempre cuentan con una menor cantidad de empleados y con una manufactura de discos en algunos casos artesanal. Su único objetivo es crear una verdadera cultura del consumo, pero no regida por las listas de popularidad o de los más escuchados, que más bien son los más vendidos por las grandes disqueras a la radio, sino por aquello que el consumidor desee.

El éxito que han tenido estos sellos ha sido tal, que las grandes disqueras han comenzado a asociarse con ellas. (Fuente Diario El Universal). En México la tendencia es clara, ante el declive por el que atraviesan las grandes disqueras, los sellos independientes han ocupado poco a poco su lugar. De esta manera ha crecido el número de compañías abiertas a las nuevas propuestas de artistas o grupos. Con la aparición de nuevos sellos y aunados a los que ya tienen mas camino recorrido, la competencia entre grandes y pequeñas disqueras parece ahora si real y equilibrada. (Fuente Diario El Universal).

Reacción de las Compañías Discográficas

La industria discográfica, a pesar de sus intentos, no ha podido generar un sistema que evite la copia de la música. La cantidad de métodos que han empleado las disqueras no han servido de mucho. Los expertos en informática más preclaros han dicho desde hace tiempo que es inútil tratar de proteger algo que es tan simple de grabar y reproducir. Hasta hace relativamente poco tiempo las reacciones de las disqueras consistieron exclusivamente en combatir los avances tecnológicos mediante la utilización de herramientas legales. Después de su victoria contra Napster, parecía que la industria discográfica había diseminado por el mundo el suficiente terror como para amedrentar a los millones de usuarios de sistemas P2P.

Sin embargo, las demandas judiciales solo han servido para que las personas se adhieran a tecnologías cada vez más difíciles de controlar y que aparecieran diversos esfuerzos, tanto de empresas privadas como de programadores voluntarios; que quieren darle al público lo que éste desea: seguir bajando música de la Red.

Quizá la reacción más vergonzosa de la industria discográfica fue el ataque judicial a los jóvenes que bajaban archivos de música en formato MP3. Gracias a estas demandas armadas, semejantes a la cacería de brujas en Salem, las disqueras escribieron su página más negra y deshonrosa.

Uno de los casos que mas impacto tuvo sucedió en Estados Unidos durante septiembre del 2003, cuando la madre de una niña de 12 años accedió a pagar 2 mil dólares y admitir la culpa de su hija para que le fueran retirados los cargos en su contra. Otro caso mas reciente, y que sucedió también en EUA, fue el de una mujer de 30 años que fue encontrada culpable de compartir 24 archivos de música (mediante Kazaa) y obligada a pagar 222 mil dólares. Esta cifra pudo ser mayor, pues le fueron encontradas 702 canciones (bajadas de manera ilegal) y pudo haber pagado 150 mil dólares por cada una. Esta situación no es ajena a nuestro país pues la AMPROFON y el IMPI anunciaron en el año 2007 que multarían con hasta 400 mil pesos a quienes intercambiaran música a través de Internet.

De hecho el IMPI, con apoyo de agentes federales, puede verificar los archivos Share (compartidos) de las computadoras, pues a la hora de compartir música queda abierto dicho archivo y así ellos pueden verificar qué material poseen los discos duros. Las compañías discográficas se empeñaron en considerar que las trasmisiones a través de la red son peligrosas para su negocio y se encuentran cerca de acabar con otro medio: la radio por Internet Las disqueras han decidido subir el precio que cobran para permitir que sus canciones sean trasmitidas. La batalla emprendida por la industria discográfica para defender sus intereses, le ha traído más problemas de los que pensó tener. Ahora no solo tiene que lidiar con la nueva generación de sistemas de intercambio sino que, para empeorar las cosas, entran los artistas que reclaman sus derechos ante las llamadas practicas estándar de la industria en relación a los contratos que ofrece.

A pesar de que organizaciones como la RIAA justifiquen este tipo de acciones alegando que solo quieren proteger los intereses de los artistas, para otras personas como Bill Evans (director de la organización www.boycott−riaa.com), lo único que buscan es tener el control total de las licencias de autor. (Fuente: Diario la Opinión). Lo cierto es que lo único que quieren lograr las disqueras mediante este tipo de prácticas es matar a una nueva tecnología a la que no entienden y a la que le temen. Sino es así, ¿de qué otra forma se pueden explicar estas acciones tan desesperadas que solo incentivan a la piratería musical?

Resultados


A lo largo de la investigación se han ido definiendo el perfil de los bandos principales inmiscuidos en el problema. Por un lado está la industria discográfica y sus allegados que consideran a la música un artículo de lujo y pretenden defender sus intereses monetarios.

Para hacerlo recurren a diversas prácticas en las que los principales afectados son los consumidores, aquellos que han mantenido, con su dinero, a la misma industria por tanto tiempo. Para las disqueras no es justo que las personas, al optar por otras alternativas de consumo de música, les quiten a los músicos su forma de ganarse la vida.

Para ellas es una cuestión de respetar la ley y la propiedad intelectual. Hay que recalcar que al firmar un contrato el músico con una disquera, es ésta última la única autorizada para reproducirla, difundirla y venderla. La reproducción sin la autorización del autor esta penada por la ley. Los poseedores de derechos de copia intentan parchear los agujeros con leyes cada vez más restrictivas.

Pero es dudoso que este tipo de medidas puedan salvar la industria, porque no se puede encarcelar a todo mundo.

Por el otro lado se encuentran los músicos y consumidores que consideran a la música como un bien cultural y piensan que el modelo de negocios debe cambiar, aún si esto representa el fin de las discográficas. Muchas personas afines a este bando creen que las nuevas tecnologías pueden eliminar la necesidad de la distribución física de música (CD’s), amenazando así la misma existencia de las grandes discográficas que actualmente dominan el mercado y la distribución de la música. Podría parecer injusto que las disqueras tengan que desaparecer, pero tampoco es justo que el consumidor tenga que pagar altos precios solo porque las disqueras no tengan la capacidad de diferenciar a un producto rentable de otro que no lo es.

De lo que las personas pagan por un CD, a la mayoría de los músicos le llega una mínima parte. Exceptuando a varios grupos grandes y con trayectoria, los demás músicos y grupos reciben cantidades ínfimas. De hecho, de las ganancias que obtienen por concepto de ventas de discos, solo el 10% va a parar a manos de los artistas exitosos. La verdadera fuente de ingresos de la mayoría de los músicos son las actuaciones en directo que brindan al público. Por tanto, para algunos, la disponibilidad del material de los músicos favorece la afluencia del público a sus conciertos. Sin embargo varias personas, ya se imaginaran de que bando, no están de acuerdo con este punto de vista y aluden la pérdida de puestos de trabajos que se producen en la industria debido a esta actividad.

Además defienden el derecho legítimo de los autores a recibir compensación económica por la utilización de su obra. Basta de esto. Empecemos con el debate.

Discusión.

Uno de los argumentos de la industria y sus adeptos para justificar los altos precios de los CD’s, es que la música es un artículo de lujo y no un bien cultural, por tal motivo debe de ser tratada como una mercancía. Como optar por la piratería es malo, el consumidor debe forzosamente adquirir una copia legal, y si no puede seria mejor que prescindiera de la música. No porque un Cadillac es muy caro voy comprar uno robado o me voy a robar uno. Buena comparación, pero no aplica aquí. No se puede comparar a la música con un auto.

La primera es un bien cultural, el segundo un bien material. La mayoría del dinero obtenido por concepto de ventas se queda con los intermediarios. Esto significa que los que comparten música vía P2P u otros le están robando más a la industria que al músico. Los artistas chicos viven de las actuaciones en directo y les beneficia que haya difusión de su música.

Muchos grupos actualmente utilizan las herramientas a su disposición para difundir sus canciones, llegando incluso a llenar sus presentaciones en vivo sin tener si quiera un CD físico en el mercado.

Si partimos de la base de que bajar música es difusión y sirve en beneficio de los músicos, esta práctica ya no sería vista como un delito. Si de lo que queremos empezar a hablar es acerca de robos y delitos, primero hay que ver los injustos contratos de las grandes disqueras, que mas que defender los intereses de los artistas está defendiendo los suyos. No apoyamos la piratería (física al menos) ni decimos que hay que ir en contra de la ley sólo porque no estamos de acuerdo con ella. Más bien decimos que hay que modificar las leyes de propiedad intelectual acorde a los tiempos en los que actualmente vivimos. Hasta que Internet la liberó, la música siempre estuvo ligada a un soporte material.

La propiedad intelectual en realidad jamás controló a la música, tan sólo a los soportes. Hoy no hay soportes. Las disqueras al no poder contra la piratería, se fueron contra el consumidor indefenso. Están defendiendo su negocio, pero demandar a niñas de 10 años no es la solución.

Las discográficas hacen caso omiso de los verdaderos piratas, porque, ¿de dónde saldrán los masters de los CD’s para ser copiados y posteriormente distribuirlos ilegalmente en la calle? Lo único que han generado estas demandas es el disgusto del consumidor y el surgimiento de nuevos medios y herramientas cada vez más difíciles de controlar que le seguirán dando a la gente lo que quiere: música. Las leyes se deberían adaptar para equilibrar las cosas pues no es justo una pelea Monstruo vs. Hormiga.

Los consumidores después de todo, podrían demandar a las disqueras porque cobran una alta cantidad de dinero por un álbum que solo contiene un par de canciones buenas o porque los CD’s sean lanzados a un precio de 180 pesos y al no cumplir con las expectativas de ventas, al poco tiempo lo podamos encontrar en la sección de oferta a 99 pesos. Es probable que las disqueras se defiendan argumentando que la culpa de los precios altos sea de los intermediarios, que a fin de cuentas son los que ponen el precio final, pero si ese fuera el caso ¿por qué demandar a los consumidores y no a los intermediarios?

Además ¿cómo es posible que las multinacionales quieran impedir a millones de personas usar productos que esas mismas empresas han introducido al mercado? Para ser mas claros, ¿cómo es posible que Sony (por poner un ejemplo) ponga en el mercado CD’s con sistemas anticopia, si ella misma vende CD’s grabables, grabadoras de CD’s, reproductores de CD’s y MP3’s? Esto es incongruente. Las compañías están dando un doble mensaje al consumidor: no consumas CD’s piratas ni bajes música pero cómprame el hardware y el software para que tú puedas hacer tus copias. Es innegable que la piratería va a seguir avanzando, y va ser casi imposible de erradicar. Los artistas deberían entender esto y buscar (como muchos ya lo están haciendo) nuevas maneras de ser retribuidos económicamente.

Ya no pueden depender solamente del soporte físico para reproducción de sus obras. El compartir música (o piratería para algunos) abre y libera en cierta medida al hombre de la publicidad agresiva de los medios. Si hoy las grandes compañías discográficas se molestan y no tiene muy buenas proyecciones a futuro, es debido a que no se supieron adaptar, o crecieron demasiado priorizando las ganancias a su verdadero trabajo que es encontrar nuevos artistas. Los canales de difusión se volvieron inalcanzables, económicamente hablando, para artistas y músicos talentosos hace mucho tiempo.

Hoy estos marginados encuentran otras formas de darse a conocer como Myspace, Youtube y Blogger. Empero, el hecho de que cualquiera pueda promover y difundir su música, y de que no exista un control de calidad; ocasiona que estos medios sean invadidos de proyectos que presentan pobres propuestas o que no se diferencian en absoluto a las modas que imperan en el mercado. Esto se refleja en las personas que ingresan a estos medios y terminan por bajar o descargar la misma música que compraron hace 10 años.

No pretendemos de ninguna manera que los músicos trabajen gratis, pues necesitan de un modo para vivir, pero hay que recordar que músicos siempre ha habido y que los soportes musicales no tienen ni 2 siglos. Además, quienes comercian con la música siempre van a esgrimir argumentos que tengan que ver con derechos. Entonces, ¿cuáles son los derechos de los consumidores? El debate está abierto, la discusión puesta sobre la mesa. ¿Qué puede hacer falta?

Conclusiones

El futuro de la industria discográfica depende de la interacción de varios factores. Afirmar que las compañías discográficas tienen los días contados puede resultar un tanto arriesgado. Si bien es cierto que las nuevas tecnologías están perjudicando a la industria también es muy cierto que más que reemplazar al modelo tradicional, lo están complementando. A pesar de que en medios como Internet los músicos y consumidores pueden relacionarse directamente si tener que recurrir a intermediarios, es poco probable que este sea el medio de principal interacción. No es la primera vez que la industria se enfrenta a grandes desafíos en su historia.

Ya en el pasado diversos avances tecnológicos la han puesto en peligro y esta siempre encontró la forma de salir airosa. Ya lo ha hecho antes y puede hacerlo otra vez. Sin embargo el tiempo es un factor importante. Si la reacción de las discográficas se hace esperar mucho podrían ser relegadas del mercado por otras empresas, que pudieran desarrollar las capacidades y adquirir los activos necesarios para ingresar al mercado, como son las compañías tecnológicas. Lamentablemente las acciones emprendidas hasta el momento por la industria, para contrarrestar el deceso en las ventas de CD’s, no han sido las mas acertados.

Las demandas y demás acciones legales contra los consumidores no han hecho más que estos se adhieran a tecnologías cada vez más difíciles de controlar, dejando otra vez a las autoridades fuera de la jugada. De nueva cuenta los dueños de las disqueras se verán entre si con risas nerviosas, de nuevo los consumidores seguirán buscando alternativas la consumo de música cuando encuentren trabas a la compra de CD’s a un precio razonable. La opción por excelencia que las compañías discográficas que se resisten a aplicar es bajar los precios de los CD’s.

La industria argumenta que es imposible bajar los precios, ya que los diversos eslabones de la cadena se resentirían. Sin embargo, los beneficios de las empresas no disminuirían, pues las grandes compañías suelen ser las mismas que fabrican los dispositivos para grabar CD’s. Como el beneficio = numero de unidades x margen, es altamente probable que si bien el margen disminuye, el beneficio se mantenga o aumente como consecuencia de una mayor venta de unidades, pero parece que los empresarios no tienen la misma opinión. Otra opción que tienen las discográficas es la de convertirse en empresas de simple promoción de artistas, pues cada vez hay mas grupos que se separan de ellas y se hacen independientes.

Otras acciones que se podrían llevar a cabo para contrarrestar el descenso en ventas de CD’s son las que a continuación presentamos. Tiendas de música legales en línea: Un estudio realizado por la consultora Júpiter indica que existe un número importante de consumidores dispuestos a pagar por descargas legales. Además el éxito de Apple y su tienda iTunes indica que si puede ser rentable la venta de música por Internet. Buscar nuevos métodos de distribución: Internet puede convertirse en una de las herramientas más interesante para la difusión. Si no puedes con el enemigo, únete a él, o en este caso aprovéchate de él.

Revalorizar el ritual del concierto: Un concierto o presentación en directo se puede grabar, pero la experiencia de estar en uno no se puede copiar. Tratar al público como un potencial comprador y no como un delincuente. Ofrecer mas por menos: Ofrecer algún tipo de valor añadido a los CD’s que no se pueda copiar en casa, algo que nos cree la sensación de que merece la pena comprar un CD original frente a uno pirata.

En el caso de los LP’s de vinilo, a veces sólo por tener sus carátulas merecía la pena tenerlos, pero ¿qué nos ofrece un CD? En fin las anteriores medidas son sólo algunas que se podrían emprender. Sin embargo, siempre es más fácil dar ideas que emprender acciones, no les parece. Sin embargo estas ideas se encuentran al alcance de cualquiera que se digne leer este trabajo.

El futuro de la industria discográfica

Siempre es difícil hacer predicciones acerca de lo que puede pasar dentro de augitos años dentro de la industria. Lo único cierto es que las cosas están cambiando y las disqueras se deben adaptar si quieren sobrevivir. Empecemos pues, con las predicciones. Probablemente disminuirá aún más la facturación total de la industria. Ahora, es más probable que el negocio musical se vuelva más simple y puro. Los costos serán solo los derechos de los artistas, que seguramente serán rebajados en función de la nueva política.

Quizás deje de ser negocio promover tanto a músicos mediocres como han hecho tantos años. Quizás el negocio de lanzar grupos prefabricados para adolescentes no tenga mas sentido. Quizás todo esto genere que, a largo plazo se escuche música de mejor calidad. Además de esto, es muy probable que en un futuro no muy lejano la distribución no se realice como hasta ahora. La industria tiene que adaptarse a los avances tecnológicos y encontrar la forma de retribuir a los músicos. Es un proceso inevitable y siempre ha ocurrido. Aún si las disqueras desaparecen, la música seguirá existiendo. Si, la música seguirá existiendo.


Referencias

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(Fuente. Usuario Josimar desde México, «Crisis en la Industria Discográfica (1990−2007)»)

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