Introducción
Erikson sostuvo que la personalidad se desarrolla en un orden predeterminado a través de ocho etapas de desarrollo psicosocial, desde la infancia hasta la edad adulta. Durante cada etapa, la persona experimenta una crisis psicosocial que podría tener un resultado positivo o negativo para el desarrollo de la personalidad.
Para Erikson (1958, 1963), estas crisis son de naturaleza psicosocial porque involucran necesidades psicológicas del individuo (es decir, psico) en conflicto con las necesidades de la sociedad (es decir, sociales).
Según la teoría, la finalización con éxito de cada etapa da como resultado una personalidad sana y la adquisición de virtudes básicas. Las virtudes básicas son fortalezas características que el ego puede utilizar para resolver crisis posteriores.
No completar con éxito una etapa puede resultar en una capacidad reducida para completar etapas posteriores y, por lo tanto, una personalidad y un sentido de sí mismos menos saludables. Sin embargo, estas etapas se pueden resolver con éxito en un momento posterior.
1. Confianza frente a desconfianza
Confianza versus desconfianza es la primera etapa en la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. Esta etapa comienza con el nacimiento y continúa hasta aproximadamente los 18 meses de edad. Durante esta etapa, el bebé no está seguro del mundo en el que vive y busca en su cuidador principal la estabilidad y consistencia del cuidado.
Si el cuidado que recibe el bebé es consistente, predecible y confiable, desarrollará un sentido de confianza que lo llevará consigo a otras relaciones, y podrá sentirse seguro incluso cuando se vea amenazado.
Si estas necesidades no se satisfacen de manera constante, se pueden desarrollar desconfianza, sospecha y ansiedad.
Si el cuidado ha sido inconsistente, impredecible y poco confiable, entonces el bebé puede desarrollar una sensación de desconfianza, sospecha y ansiedad. En esta situación, el bebé no tendrá confianza en el mundo que lo rodea ni en su capacidad para influir en los acontecimientos.
Éxito y fracaso en la primera etapa
El éxito en esta etapa conducirá a la virtud de la esperanza. Al desarrollar un sentido de confianza, el bebé puede tener la esperanza de que, a medida que surgen nuevas crisis, existe una posibilidad real de que otras personas estén allí como fuente de apoyo.
No adquirir la virtud de la esperanza conducirá al desarrollo del miedo. Este bebé llevará consigo el sentido básico de desconfianza hacia otras relaciones. Puede resultar en ansiedad, mayor inseguridad y un sentimiento excesivo de desconfianza en el mundo que los rodea.
De acuerdo con los puntos de vista de Erikson sobre la importancia de la confianza, la investigación de Bowlby y Ainsworth ha descrito cómo la calidad de la experiencia temprana del apego puede afectar las relaciones con los demás en la vida posterior.
2. Autonomía versus vergüenza y duda
Autonomía versus vergüenza y duda es la segunda etapa de las etapas del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. Esta etapa ocurre entre los 18 meses y aproximadamente los 3 años. Según Erikson, los niños en esta etapa se centran en desarrollar un sentido de control personal sobre las habilidades físicas y un sentido de independencia.
El éxito en esta etapa conducirá a la virtud de la voluntad. Si se anima y apoya a los niños en esta etapa para que aumenten su independencia, se sentirán más confiados y seguros de su propia capacidad para sobrevivir en el mundo.
Si los niños son criticados, excesivamente controlados o no se les da la oportunidad de afirmarse, comienzan a sentirse inadecuados en su capacidad para sobrevivir y luego pueden volverse demasiado dependientes de los demás, carecer de autoestima y sentir vergüenza o duda en sus habilidades.
¿Qué sucede durante esta etapa?
El niño se está desarrollando físicamente y se está volviendo más móvil, y descubre que tiene muchas habilidades y capacidades, como ponerse la ropa y los zapatos, jugar con juguetes, etc. Estas habilidades ilustran el creciente sentido de independencia y autonomía del niño.
Por ejemplo, durante esta etapa, los niños comienzan a afirmar su independencia, alejándose de su madre, eligiendo con qué juguete jugar y tomando decisiones sobre lo que les gusta usar, comer, etc.
¿Qué pueden hacer los padres para fomentar una sensación de control?
Erikson afirma que es fundamental que los padres permitan que sus hijos exploren los límites de sus habilidades dentro de un entorno alentador y tolerante al fracaso.
Por ejemplo, en lugar de ponerle la ropa al niño, un padre solidario debe tener la paciencia de permitir que el niño lo intente hasta que tenga éxito o pida ayuda.
Por lo tanto, los padres deben alentar al niño a ser más independiente y al mismo tiempo proteger al niño para evitar el fracaso constante.
Se requiere un delicado equilibrio por parte de los padres. Deben tratar de no hacer todo por el niño, pero si el niño falla en una tarea en particular, no deben criticar al niño por fallas y accidentes (particularmente cuando se le enseña a ir al baño).
El objetivo tiene que ser “el autocontrol sin pérdida de la autoestima” (Gross, 1992).
3. Iniciativa versus culpa
Iniciativa versus culpa es la tercera etapa de la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. Durante la etapa de iniciativa versus culpa, los niños se afirman con mayor frecuencia a través del juego de dirección y otras interacciones sociales.
Estos son años particularmente animados y de rápido desarrollo en la vida de un niño. Según Bee (1992), es un “momento de vigor de acción y de comportamientos que los padres pueden considerar agresivos”.
Durante este período, la característica principal consiste en que el niño interactúe regularmente con otros niños en la escuela. El juego es fundamental en esta etapa, ya que brinda a los niños la oportunidad de explorar sus habilidades interpersonales a través de actividades de iniciación.
Los niños comienzan a planificar actividades, inventar juegos e iniciar actividades con otros. Si se les da esta oportunidad, los niños desarrollan un sentido de iniciativa y se sienten seguros de su capacidad para liderar a otros y tomar decisiones.
Por el contrario, si esta tendencia se aplasta, ya sea mediante la crítica o el control, los niños desarrollan un sentimiento de culpa. El niño a menudo sobrepasa la marca en su contundencia, y el peligro es que los padres tenderán a castigar al niño y restringir demasiado sus iniciativas.
Es en esta etapa que el niño comenzará a hacer muchas preguntas a medida que aumente su sed de conocimiento. Si los padres tratan las preguntas del niño como triviales, una molestia o vergüenza u otros aspectos de su comportamiento como amenazantes, entonces el niño puede tener sentimientos de culpa por «ser una molestia».
Demasiada culpa puede hacer que el niño sea más lento para interactuar con los demás y puede inhibir su creatividad. Cierta culpa es, por supuesto, necesaria; de lo contrario, el niño no sabría ejercer el autocontrol ni tener conciencia.
Es importante un equilibrio saludable entre la iniciativa y la culpa. El éxito en esta etapa conducirá a la virtud del propósito, mientras que el fracaso dará como resultado un sentimiento de culpa.
4. Industria frente a inferioridad
La cuarta crisis psicosocial de Erikson, que involucra industria (competencia) versus inferioridad, ocurre durante la infancia entre los cinco y los doce años.
Los niños están en la etapa en la que aprenderán a leer y escribir, a hacer sumas, a hacer cosas por sí mismos. Los maestros comienzan a desempeñar un papel importante en la vida del niño a medida que le enseñan habilidades específicas.
Es en esta etapa cuando el grupo de compañeros del niño adquirirá mayor importancia y se convertirá en una fuente importante de autoestima del niño. El niño ahora siente la necesidad de ganar aprobación demostrando competencias específicas que son valoradas por la sociedad y comienza a desarrollar un sentido de orgullo por sus logros.
Si los niños son animados y reforzados por su iniciativa, comienzan a sentirse laboriosos (competentes) y se sienten confiados en su capacidad para alcanzar sus metas. Si no se fomenta esta iniciativa, si los padres o el maestro la restringen, entonces el niño comienza a sentirse inferior, a dudar de sus propias capacidades y, por lo tanto, puede que no alcance su potencial.
Si el niño no puede desarrollar la habilidad específica que siente que la sociedad exige (por ejemplo, ser atlético), entonces puede desarrollar un sentido de inferioridad.
Puede ser necesario algún fallo para que el niño pueda desarrollar algo de modestia. Una vez más, es necesario un equilibrio entre competencia y modestia. El éxito en esta etapa conducirá a la virtud de la competencia.
5. Identidad versus confusión de roles
La quinta etapa de la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson es la confusión de identidad versus rol, y ocurre durante la adolescencia, aproximadamente entre los 12 y los 18 años. Durante esta etapa, los adolescentes buscan un sentido de identidad personal y de sí mismos, a través de una exploración intensa de los valores, creencias y metas personales.
Durante la adolescencia, la transición de la niñez a la edad adulta es más importante. Los niños se están volviendo más independientes y comienzan a mirar al futuro en términos de carrera, relaciones, familias, vivienda, etc. El individuo quiere pertenecer a una sociedad y encajar.
La mente adolescente es esencialmente una mente o moratoria, una etapa psicosocial entre la niñez y la edad adulta, y entre la moralidad aprendida por el niño y la ética que debe desarrollar el adulto (Erikson, 1963, p. 245).
Esta es una etapa importante del desarrollo en la que el niño tiene que aprender los roles que ocupará como adulto. Es durante esta etapa que el adolescente re-examinará su identidad y tratará de averiguar exactamente quién es. Erikson sugiere que hay dos identidades involucradas: la sexual y la ocupacional.
Según Bee (1992), lo que debería suceder al final de esta etapa es «un sentido reintegrado de uno mismo, de lo que uno quiere hacer o ser y del rol sexual apropiado». Durante esta etapa cambia la imagen corporal del adolescente.
Erikson afirma que el adolescente puede sentirse incómodo con su cuerpo durante un tiempo hasta que pueda adaptarse y «acostumbrarse» a los cambios. El éxito en esta etapa conducirá a la virtud de la fidelidad.
La fidelidad implica poder comprometerse con los demás a partir de la aceptación de los demás, incluso cuando pueden existir diferencias ideológicas.
Durante este período, exploran posibilidades y comienzan a formar su propia identidad basada en el resultado de sus exploraciones. No establecer un sentido de identidad dentro de la sociedad («No sé lo que quiero ser cuando sea mayor») puede llevar a la confusión de roles. La confusión de roles implica que el individuo no esté seguro de sí mismo o de su lugar en la sociedad.
En respuesta a la confusión de roles o la crisis de identidad, un adolescente puede comenzar a experimentar con diferentes estilos de vida (por ejemplo, trabajo, educación o actividades políticas).
También presionar a alguien para que adopte una identidad puede resultar en rebelión en la forma de establecer una identidad negativa, además de este sentimiento de infelicidad.
6. Intimidad versus aislamiento
La intimidad versus el aislamiento es la sexta etapa de la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. Esta etapa tiene lugar durante la edad adulta joven entre las edades de aproximadamente 18 a 40 años. Durante esta etapa, el mayor conflicto se centra en formar relaciones íntimas y amorosas con otras personas.
Durante esta etapa, comenzamos a compartirnos más íntimamente con los demás. Exploramos las relaciones que conducen a compromisos a más largo plazo con alguien que no sea un miembro de la familia.
La finalización exitosa de esta etapa puede resultar en relaciones felices y un sentido de compromiso, seguridad y cuidado dentro de una relación.
Evitar la intimidad, temer el compromiso y las relaciones puede conducir al aislamiento, la soledad y, a veces, a la depresión. El éxito en esta etapa conducirá a la virtud del amor.
7. Generatividad frente a estancamiento
Generatividad versus estancamiento es la séptima de las ocho etapas de la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. Esta etapa tiene lugar durante la edad adulta media (entre los 40 y los 65 años).
Psicológicamente, la generatividad se refiere a «dejar tu huella» en el mundo creando o nutriendo cosas que durarán más que un individuo. Durante la mediana edad, las personas experimentan la necesidad de crear o nutrir cosas que les sobrevivirán, a menudo teniendo aprendices o creando cambios positivos que beneficiarán a otras personas.
Retribuimos a la sociedad criando a nuestros hijos, siendo productivos en el trabajo e involucrándonos en actividades y organizaciones comunitarias. A través de la generatividad, desarrollamos la sensación de ser parte del panorama general.
El éxito conduce a sentimientos de utilidad y logro, mientras que el fracaso resulta en una participación superficial en el mundo.
Al no encontrar una forma de contribuir, nos estancamos y nos sentimos improductivos. Estos individuos pueden sentirse desconectados o no involucrados con su comunidad y con la sociedad en su conjunto. El éxito en esta etapa conducirá a la virtud del cuidado.
8. Integridad del ego versus desesperación
La integridad del ego versus la desesperación es la octava y última etapa de la teoría de etapas del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. Esta etapa comienza aproximadamente a los 65 años y termina con la muerte. Es durante este tiempo que contemplamos nuestros logros y podemos desarrollar la integridad si nos vemos llevando una vida exitosa.
Las personas que reflexionan sobre su vida y se arrepienten de no haber logrado sus metas experimentarán sentimientos de amargura y desesperación.
Erikson describió la integridad del ego como «la aceptación del único ciclo de vida como algo que tenía que ser» (1950, p. 268) y más tarde como «un sentido de coherencia y plenitud» (1982, p. 65).
A medida que envejecemos (65 años o más) y nos convertimos en ciudadanos sencillos, tendemos a ralentizar nuestra productividad y a explorar la vida como personas jubiladas.
Erik Erikson creía que si vemos nuestras vidas como improductivas, nos sentimos culpables por nuestro pasado o sentimos que no logramos nuestras metas de vida, nos sentimos insatisfechos con la vida y desarrollamos la desesperación, lo que a menudo nos lleva a la depresión y la desesperanza.
El éxito en esta etapa conducirá a la virtud de la sabiduría. La sabiduría permite a una persona mirar hacia atrás en su vida con un sentido de cierre y plenitud, y también aceptar la muerte sin miedo.
Las personas sabias no se caracterizan por un estado continuo de integridad del ego, pero experimentan tanto la integridad del ego como la desesperación. Por lo tanto, la vejez se caracteriza tanto por la integridad como por la desesperación como estados alternos que deben equilibrarse.
Evaluación crítica de la teoría de Erikson
Al extender la noción de desarrollo de la personalidad a lo largo de la vida, Erikson esboza una perspectiva más realista del desarrollo de la personalidad (McAdams, 2001).
Basándose en las ideas de Erikson, la psicología ha reconceptualizado la forma en que se ven los últimos períodos de la vida. La edad adulta media y tardía ya no se consideran irrelevantes, debido a Erikson, ahora se consideran momentos activos y significativos de crecimiento personal.
La teoría de Erikson tiene una buena validez aparente. Muchas personas descubren que pueden relacionarse con sus teorías sobre varias etapas del ciclo de vida a través de sus propias experiencias.
Sin embargo, Erikson es bastante vago sobre las causas del desarrollo. ¿Qué tipo de experiencias deben tener las personas para resolver con éxito diversos conflictos psicosociales y pasar de una etapa a otra? La teoría no tiene un mecanismo universal para la resolución de crisis.
De hecho, Erikson (1964) reconoce que su teoría es más una descripción general del desarrollo social y emocional humano que no explica adecuadamente cómo o por qué ocurre este desarrollo. Por ejemplo, Erikson no explica explícitamente cómo el resultado de una etapa psicosocial influye en la personalidad en una etapa posterior.
Sin embargo, Erikson enfatizó que su trabajo era una «herramienta para pensar en lugar de un análisis fáctico». Su propósito entonces es proporcionar un marco dentro del cual el desarrollo puede ser considerado en lugar de una teoría comprobable.
Una de las fortalezas de la teoría de Erikson es su capacidad para esquematizar un desarrollo psicosocial importante a lo largo de toda la vida.
Aunque existe apoyo para las etapas del desarrollo de la personalidad de Erikson (McAdams, 1999), los críticos de su teoría proporcionan evidencia que sugiere una falta de etapas diferenciadas del desarrollo de la personalidad (McCrae y Costa, 1997).