Todos aquellos que, al ver el título de este artículo, hayan sentido interés por conocer una relación, más o menos detallada, de las patologías específicas de los arpistas, se sentirán decepcionados cuando les diga que no puedo dar respuesta a su interés. Justamente la intención de la pregunta es denotar que, desde la perspectiva de un profesional de la medicina del arte, la atención de las dolencias de los arpistas sigue siendo un terreno extremadamente impreciso y limitado, basada en la extrapolación de los conocimientos procedentes de otros instrumentos más que en experiencias y estudios específicos.
Es cierto que el arpa no es el instrumento más ampliamente tocado. Pero pensamos que esto no justifica que, de los cientos de trabajos de la literatura médica internacional que actualmente intentan dar luz al conocimiento y racionalización de las dolencias de los músicos, menos de una decena hablen de los arpistas. Con este escaso fondo bibliográfico los médicos y terapeutas tenemos dificultades para encontrar respuestas precisas y eficaces a las dudas que se nos plantean cuando atendemos a un arpista.
Y ¿porqué existe tan poca información sobre este colectivo? Las causas son varias pero, entre las más importantes, debemos destacar la dificultad que conlleva transportar el instrumento hasta la clínica y, con ello, permitir al profesional de la salud examinar al músico durante la ejecución de su actividad. No podemos negar que este es el mismo problema que existe con otros instrumentos. Pero el elevado coste de una arpa, sobretodo si se analiza el rendimiento que se le va a sacar al ser éste un colectivo más reducido, condiciona que, mientras que en la mayoría de centros que atendemos músicos disponemos de piano, batería o, incluso, un contrabajo, ninguno disponga de una arpa.
“¿Cuál es la altura de los codos que, a la vez de permitir una buena ejecución técnica, evita que los tendones de los hombros sean repetidamente pellizcados?”
Es por ello que estamos convencidos de que la cesión de una arpa Salvi por parte de Mundimusica Garijo a la Fundació Ciència i Art y al Institut de Fisiologia i Medicina de l’Art-Terrassa supondrá una mejora relevante para los arpista. Ello permitirá, por un lado, que los arpistas que vayan a este centro puedan ser atendidos en las mismas condiciones con que se atienden a otros músicos. Por otro lado, ello permitirá aumentar el conocimiento por parte de los profesionales de la salud sobre los aspectos posturales y técnicos de este instrumento. Todo ello debería, como consecuencia, llevar a que los arpistas puedan recibir una mejor atención y tratamiento de sus dolencias.
Las preguntas que nos gustaría llegar a responder pronto son muchas: ¿Cómo influye el tamaño de la caja de resonancia sobre la postura y la intensidad con que deben trabajar los dedos? ¿Cuál sería la silla ideal para evitar los frecuentes dolores de espalda que sufren estos intérpretes? ¿Cómo influye el tamaño de la mano en el riesgo de lesiones en el dedo pulgar? ¿Cuál es la altura de los codos que, a la vez de permitir una buena ejecución técnica, evita que los tendones de los hombros sean repetidamente pellizcados? ¿Cuál es la mejor forma de cuidar las callosidades de los dedos o hasta qué punto el esfuerzo necesario para afinar el instrumento contribuye a la aparición de patologías?
Como ven, nos queda mucho por hacer. Y esto es sólo una pequeña muestra del trabajo que tenemos por delante. Debemos reconocer que disponer de una arpa no resuelve por completo las dificultades que, en nuestro país, uno se encuentra cuando quiere realizar investigación en el campo de la medicina del arte. Pero, sin lugar a dudas, que la industria española del sector musical decida aportar su grano de arena en este terreno nos invita a ser optimistas.
Jaume Rosset i Llobet.
Director médico del Institut de l’Art. Medicina&Fisiologia.Terrassa.
Director de la Fundació Ciència i Art.