Parece fácil juzgar a Spotify por unirse a Google, Amazon y a Pandora para alcanzar un 44% de incremento de las regalías por streaming que son dadas a los compositores, pero la situación no es tan sencilla.
En este artículo os acercamos análisis y comentarios del analista de MIDiA, Mark Mulligan.
Las regalías de los compositores siempre han sido un fastidio para el streaming, especialmente en los Estados Unidos donde los márgenes estatuarios determinan cuánto pueden ganar los compositores.
El debate actual sobre Spotify, Amazon, Pandora y Google cuestionando la propuesta del aumento del 44% emitida demuestra que efectivamente, así es la dinámica del asunto.
Mulligan comenta que la situación es tan compleja que ambos lados están en lo correcto: Los compositores deben ganar más y los servicios de streaming necesitan aumentar el margen. Spotify sólo ha logrado ganancias en una ocasión, mientras que los demás servicios de streaming están, virtualmente, perdiendo ingresos.
El debate va a continuar, pero hay una forma de «contentar» a ambos lados: Aumento de precios.
Cuando Spotify se lanzó en 2008, el precio estándar por suscripción dentro de la industria de la música era de 9.99 dólares. Cuando su versión Premium se estrenó en Mayo de 2009, fue puesta con un precio de 9.99 dólares.
Inicialmente, Spotify logró obtener de manera inicial 30.000 suscriptores ese mes – y desde ese entonces ha seguido creciendo. Pero ahora, exactamente 10 años después, el precio estándar de Spotify se sigue manteniendo en 9.99 dólares. Su precio es incluso más bajo debido a planes familiares, pruebas, combos telefónicos, etc.
Durante el mismo periodo de tiempo, la inflación global se promedió en 2.95% por año. Aplicando la inflación anual al precio de Spotify fijado en 2009, terminaríamos con 13.36 dólares en 2019. O bien, para verlo de una forma distinta, el precio de 9.99 dólares de Spotify realmente equivale a 7.40 dólares de los actuales cuando se toma en cuenta la inflación. Esto significa una reducción de precio del 26% en términos reales.
Comparando esto con Netflix. Desde su lanzamiento, Netflix ha realizado cuatro incrementos mayores a su producto básico, subiéndolo desde 7.99 dólares en 2010 a 12.99 dólares en 2019.
Este aumento del 63% en el coste está muy por encima de la inflación. Un precio de 7.99 dólares ajustado a la inflación sería de sólo 10.34 dólares. A lo largo de ese periodo, Netflix continuó creciendo y aumentando su cantidad de suscriptores, manteniendo su liderazgo en el mercado y demostrando que existe una flexibilidad para los costes de su producto.
¿Puede hacer Spotify lo mismo que Netflix?
¿Por qué no puede Spotify hacer lo mismo que Netflix?
En pocas palabras, se debe a que no posee un contenido que lo pueda diferenciar de sus competidores, mientras que Netflix tiene contenido exclusivo, el cual le da la flexibilidad para aumentar los precios sin alertar a los usuarios para que migren a Amazon.
Si lo hicieran, tendrían que abandonar sus shows favoritos de Netflix. De hecho, Netflix debe aumentar sus precios para poder financiar su creciente repertorio de contenido original, creando una lógica circular.
El temor de Spotify está en que si aumenta sus precios, es posible que sus competidores no lo hagan. De la misma forma, ellos temen que Spotify se mantenga con el mismo precio si alguno de ellos se atreviera a aumentar. Es un dilema clásico. Ningún lado se atreve a dar el paso, aunque ambos se beneficiarían.
¿Quién podría superar esto?
Las discográficas, editoriales y servicios de streaming si tuvieran suficiente confianza colectiva en la capacidad de las suscripciones por encima de las alternativas gratuitas, se lograría ver un aumento de nivel en los precios del mercado.
Los titulares de derechos ya se encuentran preparados para ver este aumento en los precios, pero los servicios de streaming temen que eso detendría el crecimiento. Entre ellos, hay suficientes recursos entre los distintos componentes de sus relaciones colectivas para lograr este propósito.
No obstante – y aquí es donde está la parte crucial – los titulares tendrían que construir una estructura donde los servicios de streaming obtendrían un pequeño aumento en el margen del pago adicional de suscripción.
De otra forma, nos encontraríamos en la misma posición en la que nos encontramos ahora, con creadores, titulares y servicios de streaming necesitando más.
Cuando Netflix aumenta sus tarifas, obtiene un beneficio de margen, pero bajo los términos actuales, si lo hiciera Spotify no pasaría lo mismo.
La aritmética de la situación de hoy es: Ambos lados no pueden obtener más de la misma fuente de dinero. Así que, esta fuente debe de ser más grande, y la distribución debe ser organizada de una forma que no sólo le brinde más ingresos a ambos lados, sino que también permita un mayor margen para los servicios de streaming.
El streaming de música en 2019 está a un precio más bajos en comparación con 2009. Netflix nos muestra que no es necesario que sea así. Un aumento de precio beneficiaria a todos, pero debe ser un esfuerzo colectivo.