Si la creatividad es la habilidad de ver las cosas bajo una perspectiva diferente e inventar soluciones nuevas, originales y eficaces, demos por buena la frase de Einstein: “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”.
Y es que las personas somos por naturaleza creativas, el acto de la creación es una necesidad tan básica como la de amar y respirar.
El proceso creativo es la reivindicación de lo que nos conmueve y necesita ser afirmado, es la necesidad de trascender nuestra lucha diaria por la supervivencia y el peso de la mortalidad.
La música nos da permiso para ser creativos, nos invita a ser todo aquello que escondemos dentro. Por ello es necesario arriesgarse, porque la condición sine qua non del proceso creativo es el cambio.
Así que ¡no te cortes!, proyecta tu imagen más personal, tu esencia e idiosincrasia en tu música. Transforma ese esfuerzo humano en una metamorfosis divina y desafía a la muerte.
La creatividad es un acto de valentía, es traspasar los límites y es ahí precisamente, en esa frontera, cuando sucede el milagro, tú te conviertes en tu obra y tu obra te transforma a ti.