Durante décadas, las discográficas han empleado el atractivo de una carrera musical de tiempo completo para obtener contratos que intercambien los derechos de autor de los artistas.
En la actualidad, eso ha cambiado. Tanto por la estabilidad financiera, como por el hecho de que ya no debes sacrificar el control creativo y propiedad para hacerlo.
Cuida tus másters y sigue leyendo.
En muchos acuerdos tradicionales de grabación, un artista cede los derechos de su máster– es decir, los derechos de sus grabaciones – a una discográfica, ya sea por un periodo de tiempo o por la extensión del copyright. A cambio, la discográfica le ofrece al artista un avance de lo que es recuperable en contra de las regalías.
Eso puede sonar normal, o incluso genial para algunos, pero en gran parte de los acuerdos tradicionales, se le prohíbe al artista el lanzar nuevas grabaciones en cualquier otro sitio con cualquier otro socio.
En algunos casos, se prohíbe incluso con ciertos artistas. Y cualquier grabación hecha por el artista bajo el contrato le pertenece a la discográfica – posiblemente para siempre.
Ese acuerdo no ha sido el mejor para el artista porque significa que, a cambio del avance que logran obtener, tienen que ceder sus derechos, usualmente para esos álbumes o pistas particulares bajo ese contrato, de forma perpetua.
A veces los artistas tienen la oportunidad de comprar sus canciones o catálogos a un coste, pero si no han recuperado su avance, el coste tiende a alcanzar niveles inalcanzables. Un ejemplo sería Bruno Major, el compositor y cantante ubicado en Londres, experimentó esto en primera persona antes de dejar su discográfica y acumular más de 130 millones de reproducciones.
Cuando firmas un contrato, estás aceptando en convertirte en un bien. Estás convirtiéndote en un producto, y debes entender eso. Todos deberían entender eso, de forma principal, porque por mucho que te digan que te quieren, que eres lo máximo, y que eres lo mejor, si al final del día descubren que las cuentas no cuadran con las ganancias que esperabas, ya no vales nada para ellos.
Al tener tus másters, tienes un control activo y eres libre de lanzar tu música como y donde quieras.
Además, si un artista decide firmar un contrato con una discográfica, el tener la propiedad de sus másters tiene más poder. Y es que si un artista tiene sus derechos, están en una mejor posición para negociar con una discográfica para obtener el mejor acuerdo posible.
Otro caso sería la artista VERITE que ha hablado a medios especializados al respecto de su experiencia. A ella la han buscado desde varias discográficas, pero la falta de control sobre su música y másters aparecía en cada contrato. “¿Qué garantías te ofrece un contrato de una discográfica? La idea de que voy a ceder mis derechos, mi autonomía, mi control creativo, y mi independencia financiera… No es algo realmente sostenible” comenta.
Los artistas y sus equipos deberían estar al tanto de estas señales en sus contratos de grabación:
- Largos periodos con los derechos (el periodo en el que la compañía se queda con la propiedad de las grabaciones)
- Opciones en torno a grabaciones futuras (lo que significa que una compañía puede obtener de forma automática los derechos sobre futuras grabaciones a cambio de dinero).
- Un “Acuerdo exclusivo de grabación” (cada grabación creada durante la duración del acuerdo le pertenece a la discográfica).
Son varias las voces que incitan a los artistas y a sus equipos a encontrar a personas calificadas para ayudarles durante estos procesos contractuales.
Lo que es realmente importante para los artistas es que alguien entienda los contratos de la compañía de música – como un representante legal de cualquier descripción – que lea el contrato con ellos y les explique con claridad lo que realmente se está acordando.
Si se les está ofreciendo un gran avance y una duración de cinco años para cubrir cierta cantidad de grabaciones de álbumes o canciones, necesitan saber qué es lo que va a ocurrir luego de ese contrato.
¿Esos derechos se van a revertir o se van a mantener con la discográfica? Esto es, probablemente, el tipo de cosas más importantes a las que hay que estar atentos.
Lo ventaja de la propiedad es poseer un valor de copyright para toda la vida, lo cual suele aumentar los pagos.
Los creadores exitosos tienen la libertad y control de vender sus derechos si quisieran. Sin importar qué, es crucial considerar lo que vas a ganar – estrategia de marketing, apoyo en los tours, prioridad en la promoción, etc. – en comparación con lo que vas a perder.
Sin importar tu estatus, vale la pena evaluar todas tus opciones. Una opción más segura es el licenciamiento. Una recomendación sería cualquier artista que, en la mayor medida posible, licencie sus grabaciones por un periodo limitado de tiempo en vez de ceder todos los derechos por completo.
Existen muchos ejemplos donde artistas ceden sus derechos a cambio de un pago adelantado, y se han arrepentido posteriormente, pues podrían haber logrado obtener mucho más dinero al mantener la propiedad de sus derechos, sin mencionar que aún los tendrían.
A pesar de que los pagos inmediatos podrían tentar a cualquiera, la propiedad representa la oportunidad de obtener una ganancia real a aquellos que están comprometidos dentro del mundo de la música – desde las súper estrellas, hasta los que van aprendiendo.
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