Recogemos los datos publicados por la RIAA sobre los ingresos generados por la música grabada en 2017.
Los ingresos por música grabada muestran un incremento del 16.5% lo que eleva las ventas a un valor estimado de 8.720 millones de dólares.
Esto representa un crecimiento acelerado, después de un incremento del 11.4% en 2016 donde se alcanzaron los 7.650 millones de dólares.
En base a las ventas mayoristas – ingresos acumulados por discográficas, vendedores y servicios digitales – en el año 2017 se observó un crecimiento del 12.6% lo que alcanza los 5.900 millones de dólares.
La RIAA aducida para el crecimiento es el streaming, particularmente las suscripciones a los servicios de streaming. Las suscripciones para escuchar música de pago en servicios como Spotify, Apple Music, Amazon, Pandora y Tidal crecieron un 63% en 2017 alcanzando los 4.090 millones de dólares. Esto significó que las suscripciones para servicios de streaming de música representen el 47% de los ingresos generados por ventas en los Estados Unidos para el año 2017.
Los ingresos provenientes de las suscripciones se dividen en el nivel de full on-demand , y los niveles limitados de pago como Pandora Plus y Amazon Prime Music (aumentando un 124.6% alcanzando los 591,6 millones de dólares).
Los servicios financiados por publicidad también han mostrado un aumento del 34.6% llegando hasta los 658.6 millones de dólares en 2017 – considerando que el streaming ocupa el 65% de todos los ingresos provenientes de las grabaciones musicales de los Estados Unidos durante ese año, contabilizando 5.660 millones de dólares en total.
El número promedio de suscriptores por año aumentó de los 22,7 milllones en 2016 a los 35,3 millones en 2017, aunque estos datos no incluyen a los suscriptores pertenecientes al nivel limitado de las plataformas.
¿Qué pasa con las ventas físicas y digitales? Los ingresos provenientes por la descarga de música (que aún pertenece a las ventas minoristas) disminuyeron un 25% bajando hasta los 1.330 millones de dólares en 2017.
A pesar de esto, la músicaen formato físico ha sobrevivido de mejor manera en los Estados Unidos. Las ventas disminuyeron un 3,7% el año pasado, hasta alcanzar un montante por debajo de los 1.500 millones de dólares, lo cual contraste en comparación con la disminución del 15,7% sufrido en 2016. Dentro de este área, las ventas de vinilos crecieron un 9.3% alcanzando los 388,5 millones de dólares, mientras que las ventas de CDs cayeron un 6.5% hasta situarse en los 1.060 millones de dólares.
El presidente y CEO de RIAA, Cary Sherman, muestra optimista al respecto `particularmente con los datos de streaming comentando lo siguiente:
“Esta re-invención sobresaliente no ocurrió por accidente. Es el resultado del trabajo meticuloso de las discográficas, quienes continúan fortaleciendo a los equipos y sistemas necesarios para apoyar la ambición de artistas, mientras que también trabaja detalladamente con cientos de plataformas digitales para llevarle la música a los fans mediante formas nuevas e innovadoras”
A medida que incrementa el crecimiento de los ingresos, también incrementan las sensibilidades alrededor del deseo de los titulares de derechos de discutir asuntos como la ‘brecha de valor’ presente en servicios como YouTube.
Sherman también comenta que:
“Nos alegramos por el progreso alcanzado hasta ahora, pero para colocar los números en contexto, estos dos años de crecimiento tan sólo le retornan al negocio un 60% de su punto más alto – cercano al punto en el que se mantuvo hace diez años – y esto está ignorando la inflación. No se pueden cometer errores, todavía hay mucho trabajo que hacer con la finalidad de lograr que este crecimiento sea sostenible a largo plazo”
“Continuamos operando en un mercado distorsionado, repleto de espacios vacíos indefendibles en los derechos esenciales, impidiendo las inversiones en la música y despojando a los artistas y compositores de las regalías que merecen.”
“El campo de juego sigue estando injustamente inclinado a costa de los creadores y de los servicios digitales de música, resultando en una ‘brecha de valor’, la diferencia entre la cantidad de música que está siendo consumida y la compensación que las plataformas le otorgan a los creadores por explotar su música”.
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Fuente:
riaa.com
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