Salud del músico | Técnica del arco en cello y la relajación

Uno de los aspectos más importantes para prevenir determinadas lesiones es la capacidad de relajarse en el sentido de no generar tensiones musculares sin necesidad a pesar de que se esté interpretando, independientemente del instrumento y la obra. Es necesario cierta tensión, claro que sí, pero la justa para ese momento, gesto o tarea como en cualquier otra actividad.

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Entiendo que es fácil decir esto y muy distinto conseguirlo para aquel músico que reconoce no saber relajarse. Hay varios ejercicios que suelo proponer en los cursos que imparto tanto para el profesorado como el alumnado de conservatorio, pero hay uno muy sencillo que puedes practicar fácilmente con un/a compañero/a; consiste en que, por parejas y de pie, uno coge el brazo del otro para comprobar si es capaz de relajarlo (foto 1). Este simple ejercicio permite a algunas personas darse cuenta de que no son capaces de abandonar su brazo y relajarlo completamente para que el compañero/a lo pueda mover. Y si esto ocurre en ese momento en el que se está de pie “sin hacer nada”, ¿qué puede ocurrir cuando se esté tocando? Pues probablemente que aparezcan tensiones musculares exageradas e innecesarias a la ejecución del instrumento.

En el caso, por ejemplo, de la Técnica del arco en cello, este aspecto es muy evidente. Para la sujeción y el movimiento del arco, uno de los aspectos más importantes es que el músico sea consciente de la tensión de su brazo, ya que el arco debe sostenerse con suavidad, evitando sobre todo rigidez en la muñeca (foto 2). De lo contrario, se vería afectado el movimiento y sonido por dolor o cansancio en el hombro, brazo y mano derecha, favoreciendo sobrecargas o contracturas musculares u otras lesiones en el miembro superior e incluso en la espalda y cuello.

Para conocer el nivel de tensión que tienes en tu brazo, puedes hacer el ejercicio que he recomendado anteriormente, así como también mirarte en un espejo mientras interpretas para que veas si trasmites tensiones en alguna parte de tu cuerpo, como puede ser el brazo derecho en el movimiento del arco siguiendo este ejemplo. Se trata así de mirarte a través del espejo como si lo hiciera otra persona y ser capaz de interpretar sin trasmitir tensión.

Finalmente decir que todo esto tiene que ver con la conciencia corporal y la propiocepción que consiste en la información que parte de músculos, tendones y articulaciones para llegar al cerebro, el cual la procesa y pone en funcionamiento los mecanismos para controlar la postura y el movimiento. Propiocepción que puede reeducarse con ejercicios como los que se han propuesto en este artículo, y que es la base, en definitiva, para mejorar la postura y el movimiento en la práctica musical.