La capacidad de mover por separado los dedos de la mano es una habilidad perseguida por cualquier músico. No nos extraña pues ver como muchos de ellos dedican horas de arduo trabajo a mejorarla.
Uno de los casos más conocidos fue el de Robert Schuman quién, obsesionado por obtener una mayor libertad entre su tercer y cuarto dedo, se hizo construir un teclado portátil que le permitiera entrenar a todas horas. Viendo que ese trabajo intensivo no era suficiente, decidió utilizar un sistema de poleas que ataba a los dedos. Al contrario de lo que esperaba consiguió que su mano enfermara y jamás volviera a poder tocar correctamente con ella.
Seguramente él no sabía que, aunque es evidente que la práctica puede mejorarla, existen una serie de limitaciones anatómicas que conllevan que la independencia absoluta de los dedos sea una utopía.
La falta de músculos propios para cada uno de los dedos y, sobretodo, la existencia de un elevado número de interconexiones entre los tendones hacen de ésta una tarea biomecánicamente imposible.
Así, luchar desmesuradamente por vencerla no solamente resultará inútil si no que, seguramente, acabará por lesionarnos.
Jaume Rosset i Llobet.
Director médico del Institut de l’Art. Medicina&Fisiologia.Terrassa.
Director de la Fundació Ciència i Art.
[…] Incluso es apto para usarlo en rehabilitaciones médicas. Por lo que no sucederá lo que le pasó a Robert Schuman con su mecanismo de poleas con el que consiguió que su mano no volviese a tocar corr…. De momento, el modelo desarrollado está enfocado solo a los guitarristas y bajistas pero con una […]