Producción

6 Consejos Básicos para Conseguir una Buena Mezcla

produccion musical
Escrito por Pepe Cantó

En el proceso de una producción, la mezcla es el paso determinante que va a hacer que una grabación se escuche bien o mal.

El último escalón será la masterización, ese paso que conseguirá que una producción se oiga de forma óptima tanto en radios, plataformas o soportes físicos, con ella podremos solucionar pequeños errores, aunque si la mezcla no es correcta lo único que conseguiremos, en muchas ocasiones, es enfatizar dichos fallos.

Ya se suele decir que el mastering de ninguna forma puede arreglar una mala mezcla, pero por desgracia sí estropear una buena. 

Hay muchos factores que determinan  poder llevar a cabo una buena producción para realizar una mezcla exitosa: los humanos, los técnicos, los mecánicos, los acústicos… incluso los meramente monetarios.

Contemos que para nuestra producción ya tenemos pensado un buen mezclador con un buen equipo, trabaje este en ITB (In the box), OTB (Out the box), o híbrido. Hemos por tanto de adelantarnos a dicho proceso para poder entregar una grabación en perfectas condiciones.

Nuestras pistas, nuestra estructura de ganancia, nuestras ediciones, nuestras tomas y, en definitiva, todo lo que concierne a la grabación y producción debe de ser lo más, ya no óptimo, si no optimizable posible, pues sino el mezclador no podrá hacer mucho. 

Debemos de trabajar con lo mejor que tengamos y, sin frustrarnos, adaptarnos a lo que tenemos sin pedir imposibles. He aquí seis tips básicos para optimizar vuestra producción y llegar a la mezcla con una grabación sana y limpia, donde el proceso de mezcla pueda basarse en la creatividad y no en la simple mejora de un trabajo mediocre.

 

1 – Producción y dirección

¿Tenemos unas nociones de producción en caso de ser artistas? ¿Si somos un grupo, hay alguien que las tenga? ¿Podemos pagar a uno? ¿Al que podemos pagar, está en nuestra onda? 

Un productor es algo vital en una grabación. Si creemos que esa función podemos llevarla a cabo aún no teniendo experiencia y conocimientos, tal vez deberíamos examinarnos antes de dar ese paso, pues podemos encontrarnos con un montón de pistas, horas y dinero gastado que no valgan para nada. 

Si no sabemos o no queremos hacerlo, es imprescindible contar con alguien, no ya que dirija, sino que encuentre una dirección para llevar a cabo todas las tareas que exige nuestro proyecto, pues éste tendrá que ser capaz de elaborar una estrategia adelantando movimientos y no dando palos de ciego o improvisando. No planteará acciones que no se puedan llevar a cabo, tanto por motivos de dinero, de tiempo, técnicos o del carácter que sean. 

2 – Arreglo o arreglos

Cuando pensamos en la palabra arreglos parece que ésta nos lleve a pensar en movimientos orquestales o secciones de metales, pero no, puede ser mucho más básico. Un simple acompañamiento de piano o guitarra arropando una melodía debe de tratarse ya como un arreglo, incluso si ese arreglo surge de forma espontánea a base de repetir y repetir en tomas en directo. 

El mezclador trabajará mucho mejor con armonías definidas y claras, acompañamientos donde no se acumulen sonidos similares donde no haya espacio frecuencial posible ni EQ sustractiva capaz de aclararlos, secciones de instrumentos coherentes y compatibles que se acaricien y no se arañen, capas rítmicas que no acumulen golpes unísonos a cascoporro sin que haya compresor conocido para domar tanto transiente. Y sobre todo, que esos arreglos de batería, de cuarteto de trombones o de agrupaciones de taikos o tamborradas, estén bien definidas para acompañar una melodía, ser solistas, o crear un ambiente determinado. 

3 – Instrumentos y fuentes

¿Podemos grabar una batería con botes de pintura? Sí. ¿Podemos grabar una guitarra española modelo leño para chimenea?  Sí. ¿Podemos grabar con librerías mal sampleadas o de baja calidad? Sí. 

¿Podrá el  experimentado mezclador hacer que los botes de pintura suenen a una DW o una Yamaha?  No. ¿Podrá nuestro fantástico mezclador hacer que la guitarra suene cómo una Ramírez?  No. ¿Podrá el moderno y actualizado mezclador hacer que nuestras pistas de instrumentos virtuales de baja calidad, ya convertidas a audio, suenen cómo Spitfire o Kontakt?  No. 

Conseguir buenos instrumentos, sean físicos o virtuales, es garantizar una riqueza de armónicos, texturas y color, indispensables para un buen registro sonoro. Si la fuente de sonido es mala, en la mezcla no vamos a poder hacer mucho, con lo cual habrá que buscar soluciones costosas como reemplazar sonidos, ultra procesar la señal o esconder y disimular dichas pistas. 

4 – Espacio, hardware y software

Este punto ya deberá estar claro desde el principio. Si existe un productor con experiencia lo tendrá en cuenta antes de empezar a pensar en el punto dos. Si trabajamos por nuestra cuenta es aconsejable preverlo, pues si el hardware de grabación no es bueno deberemos calibrar si es más conveniente trabajar, en algunos casos, con instrumentos virtuales que con físicos. Un mal micrófono o un mal previo pueden arruinar el sonido de una guitarra de 3000 € o de una maravillosa voz. 

Adelantarse y crear una pequeña estrategia de cómo vamos a grabar todos los instrumentos: tarjetas de sonido, conversores, micrófonos, previos, plugins… y por supuesto, dónde vamos a grabar: una pequeña sala muerta, un gran salón lleno de reflectancias, un estudio profesional pero con mala acústica…

Determinemos desde el principio lo que queremos y lo que podemos, tal vez nuestra producción no pueda ser épica y debamos transformarla en íntima. Un sonido muerto al que el mezclador se ve obligado a cargar de Reverb no lo convierte en un gran sonido. Querer, en el entorno del audio, no siempre es poder. 

5 – Interpretación 

Hemos solucionado tener un buen arreglo, también unos buenos instrumentos, nos disponemos a grabar en un entorno y con unos medios óptimos para lo que queremos. Se supone que todos los músicos que van a participar son capaces de interpretar o ejecutar sus partes sin muchos problemas, para eso están las repeticiones y el pinchazo. 

Sin una buena o correcta interpretación, al mezclador le estamos poniendo muchas trabas. Dejando aparte las funciones de corrección y edición, que son nuestro siguiente punto, la correcta interpretación es imprescindible para una buena mezcla.

El mezclador queda claro que apoyará las dinámicas con automatizaciones puntuales, también ajustando ganancias de micro y otros tipos de recursos, pero no podrá obrar milagros. Aquello de -ya lo arreglaremos en la mezcla- es una falacia histórica, porque se podrá disimular, pero difícilmente arreglar. Una mala interpretación queda ahí, para siempre, como una mancha que afea nuestro traje sin tintorería posible. 

6 – Corrección y edición

Nunca deberíamos llegar a la mezcla o a la entrega de la grabación, si la va a hacer un mezclador ajeno a la grabación, no habiendo corregido y editado al máximo. Eso solo quiere decir que hemos fallado. Existe, sobre todo en la grabación por pistas o overdubs, una regla que funciona muy bien: pista grabada, pista editada. Entendiendo editada, en este caso, como revisada y corregida. 

Si grabamos y no revisamos, corrigiendo si es necesario, estaremos grabando sobre errores. Y por muy bueno que sea el músico siguiente en grabar se verá afectado por estos, convirtiéndose las sesiones  en un suma y sigue de fallos. 

Nuestra grabación debería estar corregida y conformada perfectamente, para que de tal modo el mezclador se centre en el proceso de mezcla sin obstáculos, saltos, ruidos, clips, desajustes rítmicos y desafinaciones. Su trabajo, así, elevará la grabación en un archivo sonoro, no solo  audible, sino bello y emocionante. 

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Sobre el autor

Pepe Cantó

Músico de profesión desde los años 80; percusionista, compositor, productor, docente. He colaborado en algunas revistas especializadas como articulista. Abre esta sección de artículos de opinión, centrados en la actualidad del negocio musical y como afecta sobre todo a los músicos, su presente y su futuro cada vez más incierto.