Orquestas Sinfónicas

Orquesta Filarmónica de Berlín

filarmonica de berlin

La Orquesta Filarmónica de Berlín (en alemán: Berliner Philharmoniker, abreviado como BPhil) es una de las orquestas sinfónicas más importantes del mundo.

Anteriormente era conocida como Berliner Philharmonisches Orchester o BPO. Actualmente su director titular es Kirill Petrenko. La Orquesta también es base de varios conjuntos de música de cámara.

Tras la destrucción, en la Segunda Guerra Mundial, de su antigua sede, la orquesta reside desde 1963 en la Berliner Philharmonie, diseñada por el arquitecto Hans Scharoun, una de las más importantes salas de conciertos del mundo.

Desde 2002 es una fundación pública, de la que es titular el land de Berlín. Los fondos para la organización son subvencionados por el gobierno de la ciudad de Berlín, con el patrocinio del Deutsche Bank.

La precursora de la Filarmónica de Berlín fue la orquesta creada por el director Johann Ernst Benjamin Bilse (1816-1902). Bilse, antiguo miembro de la orquesta de Johann Strauss (padre) en Viena comenzó a dar conciertos con su orquesta en 1867 en la nueva sala de conciertos de la Leipziger Strasse.

Los Bilsekonzerte se hicieron muy populares en poco tiempo, y, aunque inicialmente se dedicaron a la música de entretenimiento, Bilse introdujo poco a poco las obras del gran repertorio, e incluso llegó a invitar al propio Richard Wagner a actuar con la orquesta como director invitado.

En 1882 los músicos de la orquesta se rebelaron contra Bilse, a raíz de las condiciones de trabajo durante una gira a Varsovia, y decidieron establecerse como una orquesta autónoma, gestionada y administrada por los propios músicos. La nueva orquesta se fundó oficialmente el primero de mayo de 1882.

Los primeros conciertos de la orquesta, bajo la dirección de Ludwig von Brenner, mantenían el mismo repertorio anterior, y el nombre de «Antigua Orquesta Bilse».

En el verano de 1882 se hizo cargo de la organización de la orquesta el agente de conciertos Hermann Wolff, que cambió su nombre a «Orquesta Filarmónica de Berlín» (Berliner Philharmonisches Orchester) y encontró una sede fija en una antigua pista de patinaje de la Bernburger Straße, en el barrio de Kreuzberg.

Wolff inició una serie de conciertos de abono, dirigidos al público más entendido, en la que destacados directores interpretaban el gran repertorio sinfónico. Entre estos directores invitados destacaron Brahms, Chaikovski y Grieg, que dirigieron sus propias obras. Simultáneamente, durante varios días a la semana, los músicos de la orquesta debían actuar en «conciertos populares» para mantener la salud financiera de la entidad.

En 1887 Wolff contrató como director musical a Hans von Bülow. Bülow, que había sido alumno y protegido de Liszt y Wagner, era internacionalmente conocido como pianista y director de orquesta, y desde 1880 había actuado en giras por toda Alemania con la Orquesta de la Corte de Meiningen, considerada entonces como de las mejores del mundo. Bülow impuso en Berlín una disciplina de hierro, con largos e intensos ensayos, con los que consiguió poner al conjunto en la élite de las orquestas alemanas.

Bülow también hizo cambiar las costumbres del público de los conciertos: ahora ya no se permitía comer y beber en el auditorio, tampoco fumar, y había que guardar silencio mientras la orquesta estaba tocando. Se hicieron famosos los discursos de Bülow a la audiencia, en los que no solo se comentaban las obras interpretadas, sino también diversos aspectos de la cultura y la política cotidianas.

 En 1888 se construyó una nueva sala de conciertos sobre la antigua pista de patinaje, que fue conocida como la Philharmonie. Bülow dirigió la orquesta hasta 1893. Siguió después una etapa de dos años sin director titular, en la que la mayor parte de los conciertos fueron dirigidos por Richard Strauss.

En 1895, por recomendación de Franz Liszt, el director húngaro Arthur Nikisch fue nombrado Director Principal «de por vida» quién mantuvo el cargo durante 27 años.

Nikisch convirtió a la Filarmónica en una orquesta de fama mundial. Las giras de conciertos les llevaron a Rusia, Suiza, Bélgica, Francia, Italia, España y Portugal. Grandes solistas internacionales, como Pablo de Sarasate, Eugène Ysaye, Fritz Kreisler, Pablo Casals y un joven Jascha Heifetz actuaron con los Filarmónicos. En 1913, la orquesta realizó para la compañía Deutsche Grammophon, y bajo la dirección de Nikisch, la primera grabación discográfica de la historia de una sinfonía completa, la Quinta de Beethoven.

Wilhelm Furtwängler dirige a la Filarmónica en un concierto propagandístico en la fábrica AEG de Berlín, en 1942

A la muerte de Nikisch, en 1922, la orquesta nombró como director titular a Wilhelm Furtwängler, entonces director de la Staatsoper de Berlín. Con Furtwängler, posiblemente el director de orquesta más importante de la primera mitad del siglo XX, la orquesta adquirió fama mundial. Se estrenaron obras de famosos compositores contemporáneos, como Rajmáninov, Prokófiev, Stravinsky o Revel, aunque la actividad de Furtwängler se centró en la música del clasicismo vienés y el romanticismo tardío, llegando a ser considerado como el máximo intérprete del patrimonio musical alemán. El director entendía la interpretación como un acto de creación musical.

Cuando en los años 30 la recesión económica amenaza la supervivencia de la orquesta, la Ciudad de Berlín, el Estado y la Radio aportaron soporte económico a la institución. A cambio, los filarmónicos tuvieron que comprometerse a dar conciertos de música popular y en las escuelas.

Al tomar el poder el Partido Nazi en 1933, el Estado Alemán asumió la financiación completa de la orquesta, que por fin pudo prescindir de los conciertos populares. La Filarmónica de Berlín – y Furtwängler – eran ahora la Orquesta Insignia alemana, y, por tanto, representantes culturales del nuevo Estado Nazi.

A consecuencia de este hecho, en los meses siguientes, varios miembros de la orquesta, de origen judío, entre ellos el Konzertmeister Szymon Goldberg, tuvieron que abandonar sus puestos en la orquesta, y emigraron fuera del país, sobre todo a Estados Unidos. Al mismo tiempo, varios miembros de la orquesta se afiliaron al Partido Nazi, y comenzaron a ejercer presión sobre sus compañeros.

En 1934 Furtwängler dirigió a la Filarmónica música del prohibido Felix Mendelssohn, y el estreno de la sinfonía Mathis der Maler, de Hindemith, al que el régimen consideraba un autor de «Música degenerada», y a quien el director defendió públicamente.

A raíz del consiguiente escándalo, Furtwängler fue obligado a renunciar a todos sus cargos. En lo sucesivo sólo pudo dirigir a la Filarmónica como director invitado, y la orquesta quedó sin un director titular. El último concierto de la Filarmónica antes del final de la guerra se produjo en la Sala Beethoven el 19 de marzo de 1945, con obras de Mozart, Haendel y Beethoven, dirigidas por Johannes Schüller. ​

El edificio de la Philharmonie había sido destruido el año anterior por un bombardeo aéreo. El primer concierto una vez terminada la guerra tuvo lugar el 30 de mayo, tres semanas después del fin de los combates en Europa, en el Titania-Palast, un antiguo cine en el barrio berlinés de Steglitz, que en los años sucesivos fue una de las sedes provisionales de la orquesta. Se interpretaron obras de Mendelssohn (redimido tras la guerra), Mozart y Chaikovski​ y el director fue el ruso Leo Borchard, ya que las autoridades norteamericanas de ocupación habían prohibido a Furtwängler volver a dirigir en Alemania, mientras no fuera sometido a una investigación de su relación con el régimen nazi.

En mayo de 1947, tras concluir el proceso de desnazificación, y una vez levantada la prohibición, Furtwängler volvió al podio de la Filarmónica, interpretando obras de Beethoven. En un histórico concierto, el 28 de septiembre, el violinista Yehudi Menuhin, que había apoyado públicamente a Furtwängler durante la desnazificación, tocó con él y con la Filarmónica el Concierto para violín de Beethoven.

En 1948, Furtwängler y Celibidache llevaron a la orquesta por primera vez después de la guerra de gira al extranjero, a Inglaterra. Ambos directores compartieron la titularidad de la orquesta hasta 1952, cuando el gobierno de la ciudad de Berlín asumió la gerencia de la orquesta, y ofreció a Furtwängler el puesto de director principal vitalicio.

Furtwängler falleció el 30 de noviembre de 1954. El día anterior, Celibidache había dirigido su último concierto con la orquesta.

El director rumano, que vio cómo la orquesta decidía ofrecer la titularidad al joven Herbert von Karajan, no volvió a dirigirles hasta 1992, 38 años después, cuando se reunieron para una histórica interpretación de la séptima sinfonía de Bruckner (una vez fallecido Karajan).

Tras la muerte de Furtwängler en noviembre de 1954, la Orquesta nombró como director titular a Herbert von Karajan, que permaneció a su frente durante 34 años, más que cualquier otro en su historia.

Karajan se caracterizó por trabajar con la orquesta una cultura del sonido específica, una perfección y un virtuosismo desconocidos hasta el momento, que sirvió de base para los éxitos internacionales del conjunto, tanto en conciertos como en innumerables grabaciones discográficas.

Además, Karajan amplió las actividades de la orquesta: en 1967 creó el Festival de Pascua de Salzburgo, con el que la orquesta tenía su propio festival importante, y la oportunidad de desarrollarse como orquesta operística. En los años 70 creó la Orquesta-Academia, que pone en práctica la enseñanza a jóvenes talentos musicales, que sirven de base para el futuro desarrollo de la Orquesta.

Karajan también impulsó la construcción de la nueva sala de conciertos: la Philharmonie, diseñada por Hans Scharoun, inaugurada en 1963, a la que en 1987 se añadió la sala de música de cámara. Hasta entonces, y tras la destrucción de la antigua Philharmonie, la sede principal para conciertos había sido el antiguo cine Titania Palast, que aún existe, y funciona como tal, en el barrio de Steglitz.

Al final de los años 50, la orquesta dio también numerosos conciertos en el auditorio de la Universität der Künste (Universidad de las Artes), en la Hardenbergstrasse. Las grabaciones, por su parte, se realizaron, hasta entrados los años 70 (cuando comenzaron a hacerse en la Philharmonie) en el estudio de grabación habilitado en la Jesus-Christus-Kirche (Iglesia de Jesucristo), en el barrio de Dahlem.

Karajan siempre estuvo fascinado por la tecnología. Además de ser piloto de aviones, de coches deportivos, y de tripular barcos de regatas, se implicó en la producción y desarrollo tecnológico de las grabaciones discográficas de la orquesta, que con él dejó registrado un amplísimo repertorio, basado fundamentalmente en el romanticismo y el clasicismo vienés, sin dejar de lado la ópera y la música de la primera mitad del siglo XX.

Debido a su empeño, la orquesta fue de las primeras en producir grabaciones discográficas con tecnología digital. Asimismo, su grabación de 1980 de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss fue la primera en comercializarse con el nuevo formato del disco compacto.

 Tras diversos problemas de salud, y graves desacuerdos con los músicos de la orquesta, y con las autoridades de Berlín, Karajan presentó su renuncia a su puesto de director vitalicio en abril de 1989, y falleció en Salzburgo el 16 de julio de ese mismo año.

El sucesor de Karajan fue el director milanés Claudio Abbado, que era ya conocido por los músicos de la orquesta desde 1966, y venía de dirigir la Sinfónica de Londres, la Scala de Milán y la Ópera de Viena. Abbado combinó el repertorio tradicional con el contemporáneo e introdujo un énfasis programático novedoso. Cada temporada de conciertos se dedicaba a un tema específico: la poesía de Hölderlin, el mito de Fausto, Shakespeare, la Grecia antigua…

A esta modernización conceptual se añadió un rejuvenecimiento importante de la orquesta: Más de la mitad de los músicos de la actual plantilla entraron en la orquesta en la etapa de Abbado.

Abbado, con una gran experiencia operística desarrollada en sus años en la Scala y la Staatsoper de Viena, continuó con la colaboración con el Festival de Pascua de Salzburgo, presentando durante los años de su mandato recordadas producciones de Boris Godunov, Las bodas de Figaro, Don Giovanni, Il viaggio a Reims, Elektra, Simon Boccanegra, Falstaff o Parsifal, entre otras.

En febrero de 1998, Claudio Abbado anunció que no renovará su contrato más allá de la temporada 2001/2002. ​

En 2000 se le detecta una grave enfermedad, que obliga a una intervención quirúrgica de urgencia y un reposo de varios meses. Sin embargo, se recupera a tiempo para celebrar el aniversario de Verdi, en 2001, con una intensa interpretación del Réquiem, y a interpretar y grabar un ciclo completo de las sinfonías de Beethoven en Roma, y finalizar su periodo de contrato según lo previsto.

Su último concierto como titular de la orquesta tuvo lugar en el Musikverein de Viena. Tras terminar su mandato, Abbado continuó colaborando de forma regular en las temporadas de la orquesta, con al menos un concierto por temporada, hasta un año antes de su muerte, en 2014.

Tras la renuncia de Abbado se barajaron los nombres de diferentes directores de gran prestigio para sustituirlo, pero los músicos de la orquesta eligieron al británico sir Simon Rattle. La elección estuvo rodeada de cierta polémica, puesto que parte de los músicos de la orquesta, más conservadores, preferían para el puesto a Daniel Barenboim.

Rattle, que había debutado con la orquesta en 1987, ya había sido candidato para suceder a Karajan, pero en aquel momento se le consideró demasiado joven. Su primer concierto como director titular tuvo lugar el 7 de septiembre de 2002, con Asyla, del compositor británico Thomas Adès, y la quinta Sinfonía de Mahler,2​ recibiendo una gran acogida por parte del público y la crítica, y siendo editado en CD y DVD.

Coincidiendo con la llegada a la dirección de Rattle, la Orquesta sufrió una importante reorganización. Hasta entonces estaba constituida por una doble entidad jurídica: por un lado, estaba la Berliner Philharmonische Orchester, una entidad pública, subordinada al departamento de Cultura del Gobierno de la ciudad de Berlín.

Por otro lado, los Berliner Philharmoniker eran una sociedad mercantil colectiva, especialmente creada para las grabaciones discográficas, cuyos beneficios revertirán íntegramente en los músicos de la orquesta, sin ninguna aportación para el Gobierno de la Ciudad de Berlín. Ambas organizaciones fueron disueltas, y transferidas a la Fundación Pública Stiftung Berliner Philharmoniker, apoyada, como patrocinador principal por Deutsche Bank.

Esta nueva organización fue una de las condiciones previas planteadas por Rattle para asumir el puesto. Asimismo, Rattle influyó para que, a su llegada, los sueldos de los músicos de la orquesta fueran mejorados considerablemente.

Desde su acceso a la titularidad, Rattle ha reforzado el repertorio tradicional de la orquesta, combinándolo con una fuerte presencia de la creación contemporánea, y de músicas hasta entonces ajenas a los programas de la Filarmónica (por ejemplo, el musical Wonderful Town, de Leonard Bernstein).

Su amplia experiencia anterior en interpretación con criterios históricos de la música barroca y clásica le ha permitido introducir novedades, como las versiones más representadas de la Pasión según San Mateo y la Pasión según San Juan de Bach, con dirección escénica de Peter Sellars.

En las últimas temporadas se puede destacar los ciclos sinfónicos de Schumann, Beethoven, Brahms y Sibelius, y el de Mahler, llevado a cabo durante el año del centenario del autor. Además, en el aspecto operístico, el ciclo completo del Anillo del Nibelungo, de Wagner, en colaboración con el Festival de Aix-en-Provence y el Festival de Pascua de Salzburgo, y las representaciones de Die Zauberflöte, Manon Lescaut, Der Rosenkavalier o Tristan und Isolde en el Festival de Baden-Baden.

El 10 de enero de 2013 Simon Rattle anunció su intención de no renovar su titularidad al frente de la orquesta a partir de 2018, cuando pasó a ocupar el puesto de director musical de la Orquesta Sinfónica de Londres.

El 22 de junio de 2015, la orquesta anuncia la designación de Kirill Petrenko para ser el siguiente Director Musical. Petrenko solicitó poder incorporarse a su puesto una temporada después de lo previsto, para atender sus compromisos con la Ópera Estatal de Baviera, de la que es Director General de Música, por lo que su mandato efectivo comenzó en la temporada 2019-2020, después de una temporada en la que la orquesta permaneció sin director titular.

El mandato de Petrenko comenzó oficialmente el 23 de agosto de 2019, con un concierto en la Philharmonie con la novena sinfonía de Beethoven, que se repitió al día siguiente, al aire libre, frente a la Puerta de Brandenburgo.

  <strong>Web Oficial de la Orquesta >></strong>

¿Te gustó el artículo?
1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (1 Votos, Promedio: 5,00 de 5)
Cargando...

Sobre el autor

PromocionMusical.es

Todo sobre promoción, autogestión y emprendimiento musical donde encontrarás artículos sobre marketing, social media, informes, infografías, propiedad intelectual, salud y mucho más.

Dejar un comentario