El fenómeno de los desacuerdos y enfrentamientos entre cantantes y sellos discográficos es una de las características más conocidas de la industria de la música debido a su volumen y a la polémica que generan.
Personas que no son fanáticas de artistas o bandas saben que leyendas como Michael Jackson, Prince o Taylor Swift han tenido problemas con sus disqueras y en este artículo investigamos sobre el origen y las consecuencias de estas disputas así como sobre grandes artistas que las han protagonizado.
Los sellos discográficos (como Sony o Universal Music Group) son empresas dedicadas a la grabación, distribución y comercialización de música. Si bien en la actualidad, la relación entre los sellos y los artistas ha cambiado debido a fenómenos como las descargas digitales o el streaming, las disqueras siguen ofreciendo importantes servicios para los artistas: marketing y promoción, distribución a gran escala o el departamento de Artists and repertoire (A&R). A cambio de estos servicios, los sellos obtienen derechos (y por tanto, ganancias) sobre las canciones de los artistas, derechos que se pactan en los famosos contratos discográficos, cuyas cláusulas pueden convertirse en la peor pesadilla de muchos y muchas cantantes.
Tal y como explica la editora Amanda Prahl en su artículo “All This Taylor Swift Music Controversy Has Us Wondering Why It’s So Important to Own Your Own Masters” para la revista POPSUGAR, quien posee los derechos sobre la grabación original de una canción tiene el control sobre las ganancias que esa grabación genera. Por tanto, controlar los derechos supone controlar todo lo que se hace con una canción o un álbum. Así de simple.
La industria de la música tradicional estructura normalmente los contratos de tal manera que sea el sello discográfico, y no el artista, el dueño de los derechos sobre todas las canciones creadas durante el tiempo que dura el contrato discográfico.
Como hemos mencionado previamente, a cambio de estos derechos, el artista recibe diferentes tipos de servicios entre los que se encuentra un anticipo de dinero y un porcentaje de las ganancias o ingresos (royalties) que su música genere. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, este porcentaje sólo se comienza a adquirir cuando el sello ha recuperado el anticipo que dio para grabar, distribuir y promocionar la música del artista.
Con esta información, es fácil comprender que para un artista es mucho más beneficioso poseer los derechos sobre su música. Según Paul Hitchman, presidente de la compañía de distribución británica y sello discográfico AWAL, la posesión por parte de un artista de los derechos supone que mantiene en sus manos el control creativo y tiene la libertad de lanzar sus canciones a través de la vía que el o la artista elija.
En una entrevista para AWAL, el músico Bruno Major, quien fue telonero del cantante británico Sam Smith en 2018, declaró que “Cuando firmas un contrato, estás firmando que se te convierta en una mercancía. Eres un producto y debes entender eso. Todo el mundo debe entender que, al fin y al cabo, por mucho que te digan que te adoran y que eres la próxima superestrella, existe en algún lugar una hoja de Excel con una columna de ganancias y una de pérdidas, y si no están equilibradas y en color verde, no son tus amigos.”
Las disputas entre artistas y sus sellos discográficos por el control sobre su música alcanzan a algunos de los nombres más conocidos de la industria musical. Veamos algunos de ellos:
Taylor Swift vs Ithaca Holdings
En 2019, Taylor Swift publicó un post en la red social de Tumblr en el que explicaba las consecuencias negativas que la compra del sello discográfico Big Machine Label Group (bajo el que la artista lanzó sus seis primeros álbumes, cuya propiedad se acordó quedaría en manos del sello a pesar de que el contrato con la cantante finalizó en Noviembre de 2018) por parte de la compañía Ithaca Holdings (cuyo dueño es el polémico Scooter Braun, manager y representante de superestrellas mundiales como Ariana Grande o Justin Bieber, entre otros, con el que Taylor Swift no tenía una buena relación) tendría para su música.
Esta compra convirtió a Braun en el dueño de la toma de decisiones acerca de todo lo relacionado con los primeros seis álbumes de la artista, así como en el principal propietario de las ganancias, que debido a la popularidad que alcanzó Taylor Swift desde sus inicios, son enormes.
La solución a la que se ha visto obligada a recurrir la cantante ha sido re-grabar sus primeros cinco álbumes para recuperar el control artístico y financiero de su trabajo, comenzando con su segundo álbum “Fearless”, que lanzó en 2008 y que puede presumir de ser el quinto álbum más vendido en Estados Unidos en ese año.
Michael Jackson vs Tommy Mottola
En Octubre de 2001, Michael Jackson lanzó su undécimo y último álbum de estudio titulado “Invincible” bajo el sello discográfico Sony. Tan solo unos meses después, el artista manifestó su descontento con el sello por la poca promoción que había dado a su último trabajo (del cual se dice que costó 30 millones de dólares hacerlo y que contaba con un presupuesto de 25 millones para su promoción), y acusó a Sony y a otras compañías de conspirar para evitar que sus artistas recibieran ingresos por royalties, en especial los artistas negros.
En Julio de 2002, Michal Jackson acusó a Tommy Mottola, presidente de Sony Music Entertainment en ese momento, de ser un “demonio” y un “racista” que no apoyaba a sus artistas afroamericanos. Existen diferentes versiones sobre el origen de los problemas entre el cantante y el sello, siendo la principal de ellas, que durante la producción de “Invincible”, Jackson descubrió que los derechos sobre los másters de sus antiguos lanzamientos, que debían volver a él a comienzos de los años 2000, no lo harían hasta varias décadas después.
Dixie Chicks vs Sony
También por esos años, la banda de country estadounidense Dixie Chicks demandó a Sony acusando a la compañía de privarlas ilegítimamente de ganar más de 4 millones de dólares en royalties.
Según las artistas, la compañía había incumplido varias cláusulas de su contrato discográfico, además de cometer fraude, violación de deberes fiduciarios e incumplimiento de la Ley RICO (“Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act”), una ley federal estadounidense promulgada en 1970 para combatir y condenar la extorsión criminal y las organizaciones corruptas.
La banda buscaba además poner fin al acuerdo que firmó con Sony en 1997 por el que debían lanzar siete álbumes con la compañía.
La compañía discográfica respondió a las acusaciones con una declaración en la que decía sentirse “tremendamente orgullosos del trabajo que hemos hecho para establecer a Dixie Chicks como la banda de country femenina más popular y con mejores ventas de todos los tiempos. Sentimos mucho respeto por todas las componentes de Dixie Chicks, así como por su extraordinaria música”.
Prince vs Warner
Otro gran artista que es conocido por sus controversias con los sellos discográficos, además de por su excelente música, es Prince. En 1977, cuando sólo tenía 18 años, comenzó su relación laboral con Warner Music.
Desde el lanzamiento de su primer álbum titulado “For You” hasta su decimocuarto álbum “Love Symbol Album” de fecha 1992, la relación entre el artista y el sello fue buena (y muy beneficiosa a nivel económico por ambas partes).
Sin embargo, en 1993, Prince apareció sobre el escenario con la palabra “esclavo” escrita en su mejilla. Así sacó a la luz los problemas que estaba teniendo con su sello, y es que según el artista, su contrato con Warner Music suponía la total pérdida de control y propiedad sobre su persona así como sobre cualquier lanzamiento musical que quisiera realizar bajo su nombre.
En una entrevista para la revista Rolling Stone en 1996, el cantante declaró que “La gente piensa que estoy loco por escribir ‘Esclavo’ en mi cara. Pero si no puedo hacer lo que quiero, ¿entonces qué soy? […] Cuando fuerzas a un hombre a dejar de soñar, se convierte en un esclavo. Eso era yo. No soy dueño de la música de Prince. Si no eres dueño de tus másters, tus másters son dueños de ti.”
La batalla entre el legendario artista y Warner Music duró más de cuatro décadas ya que Prince comenzó a luchar por los derechos de otros y otras artistas como él, que no sólo buscaban subirse al escenario, sino tener el completo control sobre su carrera.
Conclusiones
Con estos cuatro ejemplos queda claro que todo artista, desde el menos conocido hasta la mayor superestrella internacional, puede verse inmerso en enfrentamientos con su sello discográfico, los cuales pueden alargarse durante décadas.
Es por ello que desde hace varios años, los artistas luchan por obtener más control sobre su propio trabajo en vez de dejar completamente sus derechos en manos de los sellos, mediante la inclusión de cláusulas que les otorgan un mayor porcentaje de royalties obtenidos mediante el ejercicio de los derechos sobre sus másters o que permiten que los derechos sobre su música vuelvan a ellos después de un periodo determinado de tiempo.