La economía de la música digital ofrece a los artistas la oportunidad de tomar más control sobre el proceso de producción y distribución.
Cuando anteriormente los artistas transferían la propiedad de los derechos de autor al sello discográfico, actualmente estos contratos transfieren los derechos por un período limitado de tiempo, después el artista es libre de nuevo para decidir sobre licencias, etc.
En la medida en que los artistas realizan más tareas por sí mismos, necesitan confiar menos en las compañías discográficas y el equilibrio de poder cambia de la compañía discográfica al artista.
De otro también han surgido muchas nuevas pequeñas empresas que ofrecen servicios especializados, que van desde las instalaciones de estudio, consultores de negocios, marketing, distribución y gestión de viajes.
Igualmente se ven oportunidades crecientes, en este nuevo panorama de la música digital, de elección y satisfacción del consumidor, más diversidad en la música que se ofrece y más control para que los artistas manejen sus propios productos y carreras creativas.
Las oportunidades para que los artistas de nicho sean escuchados, han aumentado ya que pueden producir, grabar y difundir más fácilmente su música y también comercializarla a través de las redes sociales, YouTube y otros canales de Internet.
Sin embargo, hay voces menos optimistas sobre el aumento de poder para los creadores y consumidores, ya que argumentan que las principales compañías de música han logrado a través de un gran lobby aumentar el procesamiento de la piratería y cada vez más asumen el control sobre los canales digitales mediante la obtención de ofertas de licencias con redes sociales, sitios de intercambio de video, servicios de música en línea y proveedores de servicios de Internet y, por lo tanto, siguen siendo los jugadores más poderosos en el negocio.
Qué duda cabe que la digitalización e Internet ha afectado a toda la cadena de valor, desde la fase de creación y producción hasta la distribución, comercialización, distribución y consumo.
Estos cambios han cambiado fundamentalmente la industria, muchos nuevos jugadores de fuera de la industria de la música han entrado en el mercado y han interrumpido los modelos de negocio existentes.
Durante mucho tiempo las ventas de música física han sido el modelo de negocio dominante y con elevada rentabilidad.
La digitalización e Internet fueron algunos de los factores que causaron una disminución en las ventas de música física, que hasta ahora sólo ha sido parcialmente reemplazado por ventas digitales.
Tanto las compañías de música tradicionales como muchas nuevas están experimentando con modelos de negocio online, incluyendo ventas individuales, modelos de suscripción, modelos soportados con publicidad anuncios, modelos que venden servicios de suscripción de música en combinación con otros servicios o paquetes de servicios, como banda ancha móvil, televisión de pago o servicios en la nube.
Los nuevos players dependen en gran medida del interés y la voluntad de las discográficas de licenciar su música para estos nuevos servicios.
En respuesta a las circunstancias cambiantes del mercado, las compañías discográficas han desarrollado sus propios servicios de música online, han entrado en empresas conjuntas o han negociado licencias con proveedores de música online.
También han diversificado sus actividades y han logrado aumentar los ingresos derivados de las regalías por ejecución y actuaciones en directo, así como de las actividades no digitales, incluido el merchandising.
Las relaciones de poder existentes entre los diferentes actores de la cadena de valor han cambiado.
Por un lado, las compañías de música tratan de intensificar su control sobre los artistas exitosos al entrar en contratos de 360º en las que administran todo, desde la producción de álbumes, conciertos, merchandising y presencia online.
Por otro lado, los equipos y programas de producción digital, la distribución y comercialización de Internet a través de sitios web, redes sociales y listas de correo cuestan mucho menos que antes en el mundo físico y, en teoría, pueden ser realizados independientemente por artistas sin tener que confiar en el papel de intermediario de las compañías discográficas.
Esto refuerza la autonomía y la posición de negociación del artista frente a las compañías discográficas.
Pero, aunque hay muchos ejemplos en los que los artistas han logrado superar las restricciones existentes y los modelos tradicionales, las compañías de música en general no se han vuelto redundantes.
Sus medios financieros y sus habilidades para desarrollar y financiar artistas iniciales y para apoyar y gestionar artistas ya establecidos, sus habilidades profesionales, sus redes de negocios internacionales, sus relaciones con las sociedades de gestión de derechos de autor y otros actores del negocio y por último su posesión de derechos de autor en canciones y grabaciones los mantendrá fuertes e importantes actores del mercado.
La posición de los consumidores, que sólo se encontraba al final de la cadena de valor, se ha fortalecido y ahora pueden participar en fases más diferentes de la cadena de valor.
Tienen acceso a más música en más dispositivos que nunca. Pueden compartir y recomendar música más fácilmente a sus amigos.
Incluso pueden contribuir a la producción musical subiendo sus propias canciones o remezclando y cargando canciones existentes.
El aumento de las redes P2P dio la impresión de que la música se puede adquirir fácilmente de forma gratuita, disminuyendo la disposición a pagar.
Pero los servicios de música online confiables y fáciles de usar se han convertido, con catálogos bien surtidos y buenas funcionalidades de búsqueda y funcionalidades añadidas, en algo en lo que cada vez más consumidores deciden invertir su dinero a cambio de un servicio de suscripción para disfrutar de música grabada de forma conveniente y ubicua.
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