He aquí algo extraño sobre la realización de vídeos de realidad virtual: resulta que es muy difícil enseñar una primera versión. Incluso una vez hayas hecho el complicado rodaje de 360 grados y de que tus algoritmos computacionales han tejido todo el material hasta convertirlo en algo realista e inmersivo, seguirás necesitando hacer ajustes en el montaje, en los efectos de sonido y visuales para no desorientar a tus espectadores (o algo peor). Ver una versión de dos dimensiones en un portátil no hace verdadera justicia y si estamos hablando de espectadores que están en lugares remotos, las posibilidades de que todos tengan sus propios Oculus Rift para verlo con calidad prácticamente se reducen a cero.
Teniendo en cuenta todo esto, los miedos son comprensibles. El director británico Stuart Cripps está trabajando en un proyecto de realidad virtual para el cantante y productor irlandés de 20 años Jonathon Ng, conocido por sus fans como Eden. La canción, “Drugs”, es el segundo single del nuevo EP de Ng. Cripps ha trabajado en el vídeo durante meses, pero nadie ha visto nada fuera del estudio hasta principios de junio. dos semanas antes de la fecha del lanzamiento del vídeo, tiene algo que mostrarnos. Aunque todavía no está terminado.
Doce personas, todas relacionadas de algún modo con el proyecto, entran en fila en una oficina de post-producción cerca de los Universal Studios de Los Angeles. Mientras se amontonan en sillas y sillones e intentan incorporar a Ng desde su casa en Dublín, Cripps intenta guiarles en su visión; después de unos minutos de moralismo – “Nos imagino volviendo al polvo”, dice mirando melancólicamente por la ventana – lleva a todo el mundo a la planta de abajo y nos señala una silla giratoria y un kit de desarrollo de Oculus Rift. Y como pasa con casi todo en la realidad virtual, la única manera de entender el vídeo es probarlo.
Más allá de los juegos, la música es muy ciertamente el tipo de contenido más popular en realidad virtual por ahora, lo cual hace que ambos tengan sentido en lo técnico – ahora la realidad virtual funciona mejor para períodos de visualización rápida sobre la duración promedia de una canción – y en lo creativo. Ambos formatos trabajan con experiencias, con la conexión y la inmersión. No vamos a los conciertos por la calidad del sonido; vamos para ser parte de algo. “Los adolescentes de hoy en día” escribió a principios de este años el excéntrico crítico y analista musical Bob Lefsetz, “se sienten fascinados por las estrellas de YouTube y por otros que hacen gala de una personalidad, hay un vínculo humano entre ellos y sus héroes y está esta sensación de que el famoso y la plebe están juntos en esto”. Ese sentimiento también resulta ser el tipo de cosas por las que los fans pagarían, lo cual es algo difícil de conseguir en la industria musical actual. A su vez se pronostica que la realidad virtual y la realidad aumentada serán negocios de 120 billones de dólares por 2020 y todo el mundo quiere su parte. La tecnología y el contenido parecen hacer la combinación perfecta. Pero, ¿saber cómo hacer que esto funcione? Esa es otra historia.
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Fuente: Wired.com