Pese a que sus miembros llevaban desde finales de los años 50 involucrados en distintos proyectos musicales, 1972 es el año del nacimiento oficial de ABBA, un fenómeno que marcaría un antes y un después en la industria de la música pop.
Un concepto tan sencillo, pero tan efectivo, como su nombre, que es el acrónimo de los nombres de sus componentes (Agnetha Fältskog, Björn Ulvaes, Benny Anderson y Anni-Frid Lyngstad), se ha convertido en un auténtico icono de la cultura popular de todo el mundo.
Formado por dos matrimonios de la recóndita Suecia, el grupo es todo un superventas. Se estima que han vendido entre 150 y 385 millones de discos en todo el mundo, lo que les sitúa como una de las bandas más exitosas de todos los tiempos. ABBA es, con diferencia, el grupo de un país de habla no inglesa que más discos ha vendido en la historia. Les siguen en ese ranking de artistas originarios de países no anglosajones los japoneses B’z y nuestro Julio Iglesias, con unos 100 millones de discos cada uno.
La verdadera historia de amor de ABBA: Eurovisión
El fenómeno ABBA no puede entenderse sin Eurovisión. Su actuación en la edición de 1974, con un tema escrito a propósito para el certamen, que se celebró en Brighton (Inglaterra), no solo impulsó la carrera internacional de los suecos a niveles estratosféricos, sino que también cambió para siempre el propio festival. A partir de ese momento, el festival empezó a ser mucho más relevante de lo que había sido hasta entonces.
Mucho de lo que Eurovisión es hoy en día deriva de aquel exitazo que fue “Waterloo”. Ya entonces, el comentarista británico presentaba al grupo diciendo que seguramente su canción “va a conseguir muchos votos”, antes de dar paso al mismísimo Napoleón, que dirigía la orquesta. Desde luego, estaba en lo cierto. “Waterloo” no solo ganó el festival, sino que se ha convertido, para la gran mayoría, en la mejor canción de la historia de Eurovisión.
A partir de 1974, Suecia se convirtió en una auténtica mina para este festival, no solo con otros éxitos para su país, como el “Euphoria” de Loreen en 2012, sino también componiendo temas para los demás.
Tras la victoria en Eurovisión, ABBA viajó por toda Europa y sus canciones, no solo “Waterloo”, comenzaron a llenar las listas de éxitos, especialmente las del Reino Unido, donde tuvieron ocho discos que fueron número uno de manera consecutiva.
Al disco Waterloo, le siguió al año siguiente un LP homónimo que incluía grandes éxitos como “Mamma Mia” o “SOS”. Su trabajo más vendido llegaría poco después; Arrival, de 1976, constituye la cúspide musical de ABBA, con temas como “Dancing Queen”, “Knowing Me, Knowing You”, “Money, Money, Money” o “Fernando”, que fue incluida en algunas ediciones del disco.
Adiós amargo
El grupo se mantendría en la cresta de la ola durante unos años más. En 1979, publican Voulez-Vous, que contiene el éxito del mismo nombre y otros como “Chiquitita” o “Does Your Mother Know”. Sin embargo, con Super Trouper empieza la decadencia, no a nivel artístico, pero sí a nivel personal entre los miembros de la banda.
El disco de 1980 contiene una de las canciones más significativas de la carrera de ABBA. El título “The Winner Takes It All”, como otras expresiones relacionadas con el mundo lúdico, ya forma parte de nuestro vocabulario cotidiano. No era la primera vez que el grupo utilizaba el juego como metáfora de la vida, ya lo habían hecho en otros títulos como “What’s the Name of the Game”. Pero en este caso, que claramente se refiere al proceso de divorcio entre Björn y Agnetha, el símil es demoledor: ambos han jugado todas sus cartas, ya no quedan ases, y el que pierde se queda sin nada.
Además de la situación personal de los miembros de ABBA, la canción refleja también el final de un proyecto agotado. The Visitors, su disco más “oscuro”, ha sido durante décadas el último disco de estudio de la banda. Un año después de su publicación, en 1982, ABBA realiza su última actuación, en la BBC británica.
ABBA Voyage
Sin embargo, en 2016, se produce el milagro: el regreso de ABBA. Pero no lo hacen como una reliquia del pasado o sumidos en la nostalgia. Todo lo contrario.
La banda se pone a trabajar en un ambicioso proyecto que va más allá de sacar un nuevo álbum. Hace unos días, la banda reapareció físicamente en Londres, por primera vez en 40 años, para presentar Voyage, un disco y espectáculo interactivo que se lleva a cabo en el Estadio Olímpico de la capital inglesa.
Se trata de un concierto medio virtual, ya que hay una orquesta en directo y se oyen las voces originales de los miembros de ABBA, también en los nuevos temas, pero quienes actúan son los avatares de Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid.
Han tardado 40 años, pero han encontrado la solución para la ansiada reconciliación. De nuevo, ABBA nos muestra el camino del éxito.