Las discusiones acerca de la inteligencia artificial y la música continúan dándose dentro de la industria, con el temor de que estemos entrando en el comienzo de un mundo post-músicos, pero, de cierta forma, hemos estado en muchas situaciones similares en el pasado.
La historia nos dice que los cambios en la composición musical están más influenciados por el contexto en el que se consume la música, que por la tecnología que tiene la capacidad de crearla.
Por ejemplo, mientras que las innovaciones del siglo XX dentro del mundo de la música nos trajeron cosas como las cajas de ritmos, las distorsiones y el sampler, cosas que lograron cambiar la forma en la que se oía la música, y desde ese entonces han estado al servicio de canciones de tres minutos con versos y coros – un formato que se ha mantenido firme dado a que favorece a los formatos de radio.
Para terminar esto, las plataformas como TikTok y servicios de streaming que permiten álbumes y listas de reproducción amorfas están cambiando más la estructura de las canciones de lo que lo está haciendo la inteligencia artificial. De hecho, la información sugiere que en la era del streaming las canciones se han vuelto más cortas y más confesionales gracias a la influencia de las redes sociales.
Las capacidades de la inteligencia artificial en la música son, por lo mismo, más comparables a los sintetizadores, la cajas de ritmos y el sampler; no están reemplazando por completo al músico, sino que se están volviendo herramientas para crear.
Los compositores no quieren tocar un instrumento pero aún son considerados artistas, y la inteligencia artificial ayudaría a estos creadores a popularizarse más en vez de ser la excepción.
Entonces el desafío para la industria de la música es saber si la tecnología puede crear una identidad pública atractiva que resuene más con la audiencia que con el artista, A&R, o el departamento de marketing.
Para este fin, la industria de la música debería preocuparse menos con respecto a qué es lo que va a lograr la inteligencia artificial en el mundo de la música, y enfocarse más en el lado del marketing: El lado público de un artista. Este concepto fue elaborado por primera vez por el compositor y teórico musical Edward T. Cone, quien discutió en su libro “La voz del compositor” la conexión entre las letras de una canción y la personalidad de su compositor.
Esto no es algo exclusivo para la música, puesto a que impacta todo el ecosistema multimedia.
Dadas las innovaciones en el aprendizaje automatizado y la generación de imágenes, estamos a punto de presenciar un cambio dramático en torno a los influencers.
Ahora que la tienda de Instagram no sólo ha convertido a los influencers en medios publicitarios, sino que también los convirtió en las tiendas en sí mismos, nos hace preguntarnos si vamos a ver una oleada de falsos influencers surgiendo, y si al público le importara si son reales o no.
Una frase popular entre artistas y emprendedores que es usualmente atribuida al físico Dennis Gabor es: “No podemos predecir el futuro, pero podemos inventarlo”. El surgimiento de la inteligencia artificial levanta la duda de “quién” está inventando el futuro.
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