Manteniendo su ambición de descubrimiento, o más bien de redescubrimiento, el hermoso proyecto nacido en el Théâtre des Champs-Elysées en 1991 ha evolucionado considerablemente: Mahler, Bruckner, Debussy y, más recientemente, Strauss y Wagner se han unido a los genios de la época en el repertorio clásico y romántico stricto senso y la palabra «barroco» suena a anacronismo ante la realidad de la programación de los últimos diez años.
El planteamiento de los primeros días ha seguido siendo el mismo: en un espíritu comparable al de los restauradores de obras de arte restaurando los colores originales de las obras maestras de los grandes pintores a través de aprendidas limpiezas, nuestra orquesta intenta abordar cada partitura desde una nueva perspectiva.
Reexaminando muchas de las lecturas de estas obras que, a lo largo del tiempo, han ido depositando tradiciones en ocasiones muy alejadas de las preocupaciones originales del compositor. El uso de los instrumentos utilizados para las primeras interpretaciones, la búsqueda de los gestos instrumentales más adecuados y los textos musicales utilizados por los primeros intérpretes son todos valiosos activos que nutren sus interpretaciones.
Más que nunca, la Orchestre des Champs-Elysées quiere ser una formación “moderna” y profundamente “europea”.
Moderno, lo es por su capacidad para responder con la misma agudeza y en perfecta coherencia artística a cuestiones musicales fuertemente diferenciadas, desde la música sinfónica a la ópera, del oratorio a la música de conjunto, con la ambición de recrear la orquesta de Mozart, la de Berlioz como el de Strauss o Debussy, en torno a Philippe Herreweghe, pero también de directores como Louis Langrée, jugando con complementariedades.
Europeo, es ante todo a través de sus músicos: diez nacionalidades diferentes donde lenguas y culturas se unen y conviven. Por los artistas y grupos asociados al proyecto, como el Collegium Vocale Gent en primer lugar, pero también Isabelle Faust, Patricia Kopatchinskaja o Alexander Lonquich.
Finalmente, aún más por la influencia de su proyecto orquestal que se extiende por toda Europa, no solo a través de una distribución significativa, sino también de residencias creativas en Alemania, Bélgica o Italia.
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