En pocos años, la industria musical ha sufrido una enorme transformación que ha incidido tanto en los formatos físicos de reproducción musical como en la forma en la que se consume. Y es que, aunque no hay que ser tan mayor para saber perfectamente qué es un vinilo o un CD, apenas una minoría de personas los consume en la actualidad. La digitalización y el streaming se han consolidado como la forma dominante en el sector musical.
Por todo eso, la industria musical se ha tenido que ir actualizando a pasos agigantados en todos los aspectos que la rodean, desde el papel de los cantantes, grupos y productores a la hora de crear, lanzar y promocionar sus álbumes hasta la forma de administrar el negocio o de gestionar los derechos de las canciones. En todo ello, la transformación digital empresarial tiene un papel fundamental. La gestión digital es protagonista, los procesos son ya tecnológicos y muchos de ellos automatizado; muy lejos de la “artesanía” que durante muchos años ha estado presente.
Evolución de la industria musical
Hasta llegar a donde estamos, en poco más de medio siglo se han sucedido varias revoluciones que han sacudido el sector musical. Del vinilo a la cinta de casete, luego al CD y después al mp3. Es este último el que realmente marcó un antes y un después, dejando de lado el soporte físico para apostar por el digital y democratizando el intercambio de música de forma rápida y cómoda.
La llegada de Internet provocó que apareciese la piratería, las páginas de descargas de música y el poder acceder a contenidos más allá de lo que sonaba en la radio en cada país. Con todo ello, las grandes discográficas tuvieron que adaptarse una vez y volverse adaptar después cuando aparecieron las plataformas digitales de streaming gratuitas, como Spotify, que es donde la mayoría de la población escucha música.
Hoy en día las barreras musicales no existen, el público es mundial y demanda inmediatez y sorpresa. Todo ello ha impuesto ciertos cambios que influyen en todos los ámbitos de la industria musical.
Factores de la transformación del sector musical
La creación, la producción, la gestión digital, la promoción… La transformación digital ha cambiado la forma en la que se consume música y ha afectado de forma diferente a cada uno de los ámbitos de la industria musical.
Creación y producción musical
Con el acceso inmediato a toda la música posible, los procesos creativos son más rápidos y los cantantes y bandas no suelen demorarse mucho tiempo desde la composición hasta el lanzamiento. De hecho, los singles y las colaboraciones entre artistas están a la orden del día como una forma de seguir estando presentes.
Raramente un grupo o cantante se ausenta mucho tiempo entre álbum y álbum ya que en una industria musical muy rápida, cambiante y fugaz, corren el riesgo de que el público se olvide de ellos.
Gestión digital
Las discográficas y empresas del sector requieren de software y aplicaciones que les permitan digitalizar y automatizar todo tipo de procesos como por ejemplo el envío de facturas a proveedores o de pagos regulares a los artistas por reproducciones. En todos estos casos, contar con un servicio de gestión digital es de gran ayuda. Permiten optimizar el tiempo de los departamentos de contabilidad y evitar errores en pagos, fechas o extravío de documentación.
La industria musical, como otras muchas, ha tenido que adaptarse a la e-factura y a las nuevas herramientas que hacen el día a día mucho más fácil.
Formas de promoción
La forma de promocionar las canciones o los discos es muy diferente con la transformación digital. Ahora tanto agencias como los propios artistas se sirven de muchísimas más herramientas para llegar a todos los rincones sin realizar una gran inversión.
Las redes sociales son ejemplo de ello y con una buena estrategia pueden lograr millones de visualizaciones en pocos minutos. Además, las plataformas digitales y las RRSS permiten analizar continuamente los resultados, descubrir tendencias, medir los gustos y opiniones de la audiencia y adaptarse a ellos. Los directos y los conciertos siguen siendo esenciales.
Con todo ello, las empresas musicales deben seguir muy pegadas a las nuevas formas que la industria va mostrando, ayudándose de todas las herramientas de gestión disponibles para una adaptación rápida y fiable.
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