Otra de las fantásticas aportaciones en la pasada edición de la IV Conferencia de Marketing de las Artes fue la de Greg SANDOW, escritor y consultor especializado en el futuro de la música clásica, Washington D.C., EEUU.
Greg Sandow es un crítico veterano, compositor, escritor, profesor y consultor que trabaja en proyectos relacionados con el futuro de la música clásica. Imparte clases en Juilliard acerca del futuro de la música clásica, escribe sobre este tema en un influyente blog y como consultor tiene numerosos clientes, desde artistas individuales hasta la DePaul University School of Music, donde trabajó intensamente con los estudiantes, los docentes y el decano, ayudándoles a desarrollar un nuevo CV.
De 2009 a 2011 fue artista residente en la Universidad de Maryland, donde ayudó a los estudiantes de música clásica a encontrar un público de su edad. Greg es muy demandado como ponente, tanto dentro de Estados Unidos como fuera: recientemente ha participado en el Festival de Bergen, Noruega, en la conferencia anual de la League of American Orchestras, y en la Universidad de Boston, donde protagonizó los discursos de apertura y clausura con una conferencia sobre el futuro de la música clásica. En 2006 dio un discurso dirigido a la Longy School of Music, y en 2008 otro a la Eastman School of Music.
Greg Sandow piensa que las artes – y en especial la música clásica – deben adaptarse a la vida actual, labor que no es siempre fácil. Esta incluye dar una nueva imagen, reinventar la puesta en escena y las actuaciones, y acercarse a la cultura en un sentido más amplio, con mentalidad abierta e interés por lo que está ocurriendo ahí, fuera de las artes.
Las artes se encuentran actualmente en una constante búsqueda de su identidad. ¿Cuál es su lugar en el mundo?¿cuál es su relevancia para la vida actual? ¿cómo logramos que la gente se interese y venga a lo que presentamos? y, ¿cómo nos financiamos?
Antes no había necesidad de responder a estas preguntas. Las artes eran especiales, al margen del resto de nuestra cultura. Y mucha gente lo aceptaba, al menos la suficiente como para que las artes continuaran por este camino.
Pero ahora las cosas son diferentes. Las artes tienen que ocupar su lugar dentro de un mundo más amplio. Tienen que verse como parte de un todo, como una única forma de actividad artística, un único modo de expresión en busca del significado del mundo que les rodea.
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