¿Te gusta ver borradores de trabajos artísticos? Esos work in progress de lo más tarde serán canciones, álbumes, cuadros, novelas… Esos en los que en la versión final se puede ver claramente el pensamiento, la decisión y composición que indica que el artista trabajó duro para llegar al resultado final.
El economista de arte David Galenson habla acerca del proceso de creación. Menciona la diferencia entre el relámpago y el arduo proceso creativo. Se suele escuchar mucho acerca del primer tipo, lo que él denomina como “los innovadores conceptuales”. Los compositores que escribieron una canción en minutos y luego se convirtió en la número uno. Los pintores que se sentaron en un lienzo con pinceladas rápidas completaron una obra maestra. Esta idea proviene de la antigua Grecia y de la musa que visita con ideas brillantes. Pero la noción de que así es como siempre sucede juega un rol secundario en el trabajo agotador y meticuloso y en las modificaciones que sufre la mayoría del trabajo de los artistas. Estos son los “innovadores experimentales”.
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Leonard Cohen tardó seis años en escribir Hallelujah. Bruce Springsteen tardó seis meses en trabajar en la letra de “Born to Run”. Margaret Mitchell tardó 10 años en escribir “Gone with the Wind”, Alistair Macleod escribió su “No Great Mischief” en 13 años.
Crear arte es el uso del escepticismo para lo que ya antes ha ocurrido, y la aplicación de la curiosidad, lo cual causa que la imaginación llegue a algo totalmente nuevo a través de las habilidades. En un mundo cada vez más apurado, con menos tiempo, es importante usar un pensamiento a largo plazo. Los gobiernos, los financiadores, los editores y las discográficas necesitan recordar que la mayoría de los artistas necesitan tiempo para desarrollar, para crecer y para darse cuenta de sus visiones.
Por ejemplo, el autor de The Tipping Point, Malcolm Gladwell, cuando se le preguntó acerca de la presión que la industria de la edición le impone a los escritores para que escriban rápidamente, él dijo: “El trabajo de calidad lleva tiempo. Como escritor, mi observación principal acerca de por qué otros escritores fracasan es que ellos están en un apuro. Yo no creo que el problema con escribir en Estados Unidos sea un resultado fallido. Considero que es un fallo en la calidad.” Nuestro actual clima social se ha estado moviendo más allá del tiempo y de la habilidad. La noción de que cualquiera puede grabar un álbum en su dormitorio y subirlo de forma gratuita es en teoría una noción democratizante, pero genera la pregunta: solamente porque puedes, ¿deberías hacerlo? Existe un movimiento relacionado con los fans que es exactamente el mismo concepto – una idea democratizante, pero al ponerla en práctica, ¿en qué cantidad se convierte y a qué se traduce para el consumidor?
Pongamos un ejemplo. Imaginate que formas parte de un cuarteto que toca en bodas. La violonchelista había creado el grupo y estaba encargada de administrar las reservas. Ella era la miembro más inexperta del cuarteto, musicalmente, y no practicaba lo suficiente. Para la última boda en la que tocaste con el cuarteto, la novia había pedido que interpretarais el Canon de Pachelbel. La parte del cello tiene 8 notas – el mismo patrón una y otra vez.
Ahora imaginemos que la pieza sonó como una canción de aficionados. Ahora intentaste ser diplomático después de la boda y sugieres al resto de compañeros que “nosotros”, como cuarteto deberíamos practicar más antes de aceptar un pago por nuestros servicios.
La respuesta de la chellista-manager fue que la fiesta parecía estar perfectamente bien con la canción que se tocó y dijo que no se dio cuenta de los errores. Pero este es precisamente el problema: No fuisteis contratados para que «escurrir el bulto» sino para ser los expertos, los árbitros de gustos y de habilidades. Cuando el contrato se vuelve borroso, la calidad sufre. Los creadores de tendencias que son de confianza han sido erradicados por presupuestos reducidos y han sido reemplazados por algoritmos o incensante magma en ebullición poco profesionalizado de entusiastas.
Otros ejemplos podrían ser experiencias por debajo de lo que debería con Uber y Airbnb, blogs que simplemente regurgitan notas de prensa – o lo que es también conocido como un “periodismo ciudadano”.
Los creadores de tendencias que son de confianza se están extinguiendo. Ha habido un crecimiento grande y exponencial en el resultado y en el contenido de los últimos 20 años. Mientras que las personas, los críticos y los consumidores se están ahogando por el exceso de opciones, los profesionales remunerados han sido despedidos y reemplazados por aficionados.
Uno de los presuntos beneficios de la revolución digital, de la que todos nosotros somos conscientes, es la focalización. Porque de la gran cantidad de datos recolectados de todos nosotros, podemos exactamente focalizar nuestras audiencias. Podemos ser precisos, permitiendo que la música de mercados especializados (nicho) consiga a sus consumidores. El problema es que, este nicho no es fácil. Debido a que el sistema de streaming está construido en base de acciones de marketing, la pequeña fracción de un céntimo que recibes por cada reproducción disminuye de forma amplia si tu música no es lo suficientemente famosa. Mientras menos se reproduzca, menos probabilidades tendrá de ser encontrado por los algoritmos de listas de reproducción, y por lo tanto menos se reproducirá. Este nicho se convierte en un gusano que se muerde su propia cola. No sólo eso, sino que es en realidad una parte sumamente pequeña en el mercado que a veces es eliminada por completo.
Pero promover este nicho es importante. ¿Por qué? Cuando le echas un vistazo al idioma, hay palabras que son raramente usadas. No son palabras conocidas. Sin embargo, son capaces de capturar un sentimiento de forma absoluta y completa. ¿Sabías que la palabra “groak” (en inglés) significa observar detenida y silenciosamente a alguien mientras que esa persona come con la esperanza de que te de algo? Esa no es una palabra que utilices diariamente si fuese inglés nativo, pero me alegro de que exista.
Cuando limitamos y obstaculizamos el acceso a estas palabras en realidad estamos limitando el pensamiento. Recuerda a Winston Smith en 1984, una novela que se torna más oportuna por día. Su trabajo era el de deshacerse de palabras del diccionario para limitar y controlar el pensamiento, creando la “neolengua o nueva habla”. Cosas como la corrección ortográfica y los procesadores de texto están acelerando este proceso.
Los algoritmos también amenazan con limitar y controlar. Los cálculos están basados en decisiones que tú y otras personas con perfiles de gustos similares ya han realizado. Esto es limitante para la imaginación, para todos esos descubrimientos sorpresa y también para las decisiones en contra de este tipo, que cambian nuestros pensamientos de forma radical. Y cambiar los patrones de pensamiento, es PRECISAMENTE uno de los aspectos más poderosos del arte.
Así que, ¿qué pieza clave nos falta aquí? Podemos encontrarla en el proceso artístico. Es la clave para la creatividad: la imaginación. La imaginación lleva al escepticismo, no de las dudas, sino de la curiosidad. Nos permite visualizar nuevas perspectivas, soluciones y realidades. Podemos emplear las herramientas del “escepticismo” y de la “curiosidad” para apropiarnos de nuestras decisiones y desbloquear pensamientos nuevos y emocionantes, así como también descubrimientos e inspiración.
Es fácil hacer que las noticias, la música, las sugerencias de libros y los productos que nos gustan aparezcan en nuestros anuncios publicitarios focalizados. Pero lo que es fácil no siempre es bueno. Necesitamos ser más escépticos que nunca, y recuperar el poder de ser nuestros propios creadores de tendencias.»