Para todos los efectos, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) está muerto –o al menos estará en un estado de animación suspendida por un periodo considerable- dado que el presidente electo Trump, ha anunciado que iniciará el proceso para que Estados Unidos se retire del Acuerdo el día 1 de su presidencia. Y eso va a terminar con el TPP tal como lo conocemos debido a los términos del Acuerdo; Entrará en efecto en dos años después de su firma (la cual tiene lugar en Febrero de 2016) siempre y cuando, al menos seis de los doce países que representan el 85% del PIB total de los socios, lo ratifiquen y pongan en vigor. Entre ellos, Estados Unidos y Japón representan cerca del 80% del PIB total (EE. UU. – 62%) lo que en efecto da a ambos países el veto, pudiendo Estados Unidos, por sí solo, prevenir que el pacto entre en vigencia. Ha sido argumentado que si el Acuerdo no se aplica, no muere, sino que simplemente se guarda en el estante. Esto es técnicamente cierto, y bajo una futura administración Estadounidense podría ser desempolvado y revivido si todas las partes aceptan, pero para el momento en que suceda va a ser un mundo distinto y será necesaria una considerable renegociación.
Hay muchas razones para lamentar el destino del TPP, incluyendo desaprovechar la oportunidad de eliminar muchas barreras de aranceles, abrir la contratación pública, poner orden a las Empresas del Estado, implementar normas laborales y ambientales, instituir la capacidad de construcción para sus miembros menos desarrollados, establecer medidas para asistir a las medianas y pequeñas empresas, entre otras, sin mencionar el impacto geopolítico de entregar el liderazgo de las políticas de comercio a China, la cual ahora promueve su versión de un acuerdo de comercio regional Asiático, conocido como el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP). Está enfocado en los diez países pertenecientes a la ASEAN y claramente excluye a EE. UU., Canadá, México y Sudamérica. En efecto, ahora habrá una línea en medio del Pacífico. El TPP podría haber establecido un alto estándar en muchas áreas, incluyendo la propiedad intelectual y la regulación de inversión, tanto que, muchos aspirantes a la membresía como Indonesia, Corea, Filipinas, Taiwán, Tailandia y otros, podrían haber tenido que aceptar las reglas del “club”. Ahora dicho club, bajo el liderazgo de China, tendrá diferentes normas de entrada para la liberalización del comercio que incluirán bajos estándares de protección en la propiedad intelectual, entre otras.
Entonces, ¿Qué significa todo esto para los titulares de derechos e industrias de derechos de autor en los países del TPP?
Significará que algunas de las ganancias que han sido prometidas como resultado de la negociación, probablemente no tendrán lugar, al menos no enseguida. Para seis de los participantes (Japón, Canadá, Nueva Zelanda, Malasia, Vietnam, Brunei) su implementación al TPP significaba que ellos extenderían el plazo de derechos de protección por veinte años adicionales, de la vida del autor más 50 a 70 años. En Nueva Zelanda, donde el período de extensión de derechos de autor fue particularmente controversial, en gran parte debido a estudios engañosos y desacreditados realizados por el Ministro de Comercio y Asuntos Exteriores (como he mencionado anteriormente en el blog) donde decía que podría haber una salida anual neta de 55 millones de dólares (NZD) debido a los largos términos de copyright (una conclusión equivocada que probablemente guió la estrategia de negociación) se ganó un largo período transitorio de ocho años para extender la duración de sus derechos de autor de acuerdo a los estándares del TPP. Lo que los negociantes de Nueva Zelanda tuvieron que conceder a los demás socios comerciantes para poder “ganar” la concesión (que únicamente hará daño a los titulares de derechos en Nueva Zelanda) solo puede ser adivinado. Algunos de los otros países, Vietnam, notablemente (5 años); Brunei (3 años) y Malasia (2 años), también negociaron períodos de transición para incluir sus leyes dentro de los lineamientos de 70 años del TPP.
El TPP produjo otra cantidad de beneficios en términos de fortalecer los derechos de autor en toda la región. Entre ellos, hubo disposiciones contra la elusión y eliminación de las Medidas de Protección Tecnológicas (TPMs) y el Manejo de Información de Derechos (RMI). El TPP aplicó fuertes sanciones civiles y procedimientos criminales donde la elusión fue intencional y con fines de lucro o propósitos comerciales. El tratado protegía las señales codificadas de radiodifusión, promovía el uso de software legítimo por parte del gobierno, y explicaba detalladamente la administración de los proveedores de servicio de Internet entre los países con miras a soluciones legales y puertos seguros. También requería de los proveedores de servicio de Internet para “eliminar o inhabilitar rápidamente el acceso al material que resida en sus redes o sistemas al obtener el conocimiento real de violación de derechos de autor, o tomar consciencia del hecho o circunstancias a partir de las cuales son aparentes las faltas, por ejemplo, recibiendo una notificación de presunta infracción del titular de derecho o de una persona autorizada para actuar en su nombre”. Esta política de eliminación es una importante medida para combatir la piratería en línea. El texto del TPP también exigía acceso a ciertos tratados de la Organización Mundial de la Propiedad (WIPO) como el Tratado de Copyright y el Tratado sobre Interpretación o Ejecución y Fonogramas en los casos en que los países del TPP no fueran miembros aún.
Ninguna de estas medidas entrará ahora en vigor a través de la implementación del Acuerdo, aunque vale la pena destacar que no todos los nuevos requerimientos se aplicaron a todos los miembros del TPP, ya que algunos de ellos ya cumplían. Por ejemplo, la mayoría ya son miembros del Tratado de Copyright y el Tratado sobre Interpretación o Ejecución y Fonogramas, muchos ya protegen las señales codificadas, seis de los veinte ya tenían 70 años de cumplimiento de condiciones de derecho de autor, etc. Sin embargo, lo que el Acuerdo habría hecho era juntar a los 12 miembros, con el tiempo, bajo los mismos estándares, y los propietarios de derechos de autor de toda la región se habrían beneficiado.
Mientras que la desaparición del TPP es un revés para las industrias del copyright, no todo está perdido. En la ausencia del TPP, las discusiones comerciales continuarán de otros modos. Uno de los más prominentes es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), donde el Sr. Trump ha prometido renegociar o anular este tratado de veinte años de antigüedad entre Canadá, EE. UU. Y México. Ambos, Canadá y México, inmediatamente después de la victoria electoral del Sr. Trump, indicaron que ellos podrían estar dispuestos a discutir la “actualización” del NAFTA. Dicho Acuerdo fue finalizado en 1994 y negociado incluso antes. El mundo ha seguido adelante desde entonces; por ejemplo, muchos de los asuntos del comercio digital no eran abordados ya que no eran un problema para ese entonces. NAFTA fue uno de los primeros acuerdos de tratado en tener un capítulo acerca de la Propiedad Intelectual, pero lamentablemente está obsoleto. Otros aspectos del acuerdo podrían también ponerse al día en beneficio de los tres participantes. Ciertamente, Canadá y México tendrán sus propios objetivos de negociación si EE. UU. Decide reabrir el NAFTA. Y, si EE. UU. Lo hace, entre los objetivos, sin duda alguna, se buscará fortalecer las medidas de propiedad intelectual, incluso en el ámbito de los derechos de autor. Por supuesto, esto no solo beneficiará a las industrias Estadounidenses, sino a las industrias de copyright de Canadá y México también. Como resultado, muchas de las ganancias perdidas del TPP podrían ser recuperadas a través de un NAFTA renovado.
Es menos claro como este proceso se desarrollará con miras a algunos de los otros países del TPP. Los Estados Unidos ya tienen Acuerdos bilaterales de Libre Comercio con Australia, Singapur, Perú y Chile. Nueva Zelanda podría querer tener desesperadamente un acuerdo con EE. UU y buscar las negociaciones bilaterales. Si lo hacen, es improbable que una prórroga gradual de ocho años para la extensión de derechos de autor sea sostenible. Vietnam y Malasia podrían querer actualizar el Acuerdo de Comercio e Inversión de Facilitación (TIFA) que tienen con EE. UU., y cuando lo hagan, muchas de las disposiciones de propiedad intelectual del TPP estarán sobre la mesa. Y entonces, está Japón… ¿Van los Estados Unidos a tener negociaciones bilaterales con Japón? Eso no está muy claro por el momento, ya que las futuras políticas comerciales del Sr. Trump (aparte de desechar el TPP y renegociar el NAFTA) no son claras. Canadá por su parte, casi con toda seguridad, va a reanudar las negociaciones bilaterales con Japón, que fueron suspendidas cuando Japón se unió a las negociaciones del TPP. Para intereses del copyright, sin embargo, es poco probable que un tratado Canadá-Japón haga de mucho progreso.
En síntesis, el desecho del TPP es una pérdida y una decepción. Podría aún levantarse algún día, ya que es difícil prever que Estados Unidos seda permanentemente el liderazgo comercial en la región de Asia del Pacífico hasta China. Cuando sea revivido, se basará en el texto negociado que ya se logró, pero habrá necesidad de cambios y actualizaciones, y posiblemente incluso algunos nuevos socios de negociación. Entre tanto, algunas de las ganancias en el área de los derechos de autor pueden ser logradas a través de la renegociación del NAFTA o nuevas y renovadas discusiones bilaterales, particularmente entre los Estados Unidos y los socios comerciales en Asia y Norte América.
Fuente: Stephens, H., «The Demise of the TPP and its Impact on Copyright». Disponible en click aquí.