El teatro fue construido por decisión del Decurionato de Chieti para suplir la falta de butacas en el Teatro Vecchio, el anterior teatro principal de la ciudad, que data de la segunda mitad del siglo XVIII.
Las obras se iniciaron en marzo de 1813: el proyecto comisariado por el arquitecto Eugenio Michitelli consistía en la construcción de un nuevo edificio en el terreno anteriormente ocupado por la iglesia de Sant’Ignazio, ya desconsagrada.
En 1817 se completó la obra, y la ceremonia inaugural, celebrada el 11 de enero de 1818, precedió unos días a la muestra inaugural, que fue La Cenerentola de Gioachino Rossini. Originalmente el teatro estaba dedicado a San Ferdinando, en honor al rey Fernando I de las Dos Sicilias, pero más tarde fue rebautizado en junio de 1861, tras la unificación de Italia, en honor a la población de los Marrucini, originaria de los Abruzos prerromanos.
En 1872, la Municipalidad encargó al ingeniero Luigi Daretti la supervisión de una ampliación del teatro: se añadió así una galería y la escalera de acceso al balcón. Además, la platea fue reestructurada por los arquitectos Giovanni Vecchi y Enrico Santuccione y asumió una forma semicircular.
En 1874 se iniciaron otras obras de mejora estética del teatro; En el techo de la sala se insertó un rosetón de madera dividido en ocho sectores, cada uno de los cuales decorado con pinturas alegóricas de figuras femeninas que simbolizan las artes teatrales y musicales.
También hay retratos de Carlo Goldoni, Giovanni Battista Pergolesi, William Shakespeare, Johann Wolfgang von Goethe, Giovanni Paisiello, Vittorio Alfieri, Gioachino Rossini y Giuseppe Verdi. En 1875 se añadió un telón pintado por el pintor napolitano Giovanni Ponticelli que retrata un episodio de la vida de Gaius Asinio Pollione, cónsul romano en el 40 a. C. y natural de Teate, el antiguo Chieti.
A lo largo de los años, el Teatro Marrucino ha acogido representaciones teatrales y musicales de prestigiosos artistas, entre ellos Eleonora Duse, Emma e Irma Gramatica, Cesco Baseggio y Nanda primavera. En 1904, además, se celebró aquí la primera representación de Abruzzese de la tragedia La hija de Iorio, de Gabriele D’Annunzio, quien donó al teatro el manuscrito original que contenía el guión de la ópera.
A partir de los años de la Segunda Guerra Mundial, el teatro vivió un período de decadencia que culminó con su cierre en la década de 1950.
En 1972, sin embargo, el teatro volvió a abrir; el primer espectáculo fue nuevamente la obertura de Cenicienta de Rossini.
Desde agosto de 2001 ha sido reconocido como Teatro Lirico d’Abruzzo con la Ley Regional nº 40/2000 de la Región de Abruzzo y, en 2003, adquirió el título de Teatro de la Tradición.
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