La escritora en tecnología de la música Cherie Hu echa un vistazo a cómo el sentido del contexto puede transformar el proceso creativo, y generar nuevas fuentes de ingresos y modelos de negocio para la industria de la música en su conjunto.
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En su libro Who Owns the Future?, El científico en computación Jaron Lanier destaca la importancia de la “reducción de decisión” en tecnología. En una avanzada y ruidosa economía de la información, explica, los servicios más deseados van a anticiparse y ejecutarse en un sinfín de decisiones que sus clientes quieran hacer, abandonando el espacio cognitivo para mayor libertad y trabajo creativo.
Según esta lógica, los servicios de streaming de música son servicios de reducción de decisión. Uno necesita tomar un número de decisiones alucinante incluso para empezar a escuchar una canción en el interconectado mundo digital de hoy: qué equipo usar, si escuchar música nueva o conocida, si ajustar la música a una actividad particular o momento del día… La lista continúa.
Cada uno de los mayores servicios de streaming centra su propuesta de valor a través del cómo se comprimen estas decisiones. Spotify usa datos científicos para construir hábitos mediante listas de reproducción algorítmicas personalizadas; Pandora influencia la nostalgia, técnicas simples de radio (aunque ahora tiene más funciones a petición, a través de Pandora Plus); Apple Music aprovecha su popularidad de atracción para contratar a celebridades conservadoras y exclusivas; SoundCloud tiene la reputación de apoyar la música independiente o underground y las comunidades musicales DIY.
La mayoría de estos parámetros, sin embargo, están limitados a sus respectivas plataformas. La siguiente gran frontera en la transmisión de la música por streaming será el tener que reimaginar su distribución desde el principio, creando nuevos paradigmas para la producción y consumo. Aquí es donde entra el sentido del contexto – la habilidad de percibir y adaptarse al entorno. La música digital no tiene que existir únicamente como un archivo estático en un servicio de streaming, sino que puede interactuar con sus escuchas y el ambiente que los rodea.
«Aquí es donde entra el sentido del contexto – la habilidad de percibir y adaptarse al entorno. La música digital no tiene que existir únicamente como un archivo estático en un servicio de streaming, sino que puede interactuar con sus escuchas y el ambiente que los rodea.»
En 2013, el artista multimedia Ryan Holladay dio una Conferencia TED acerca de su álbum por ubicación The National Mall, una aplicación móvil que etiqueta cientos de segmentos musicales, compuestos por él y su hermano Hays, a lo largo del parque homónimo.
Desde entonces, la fase inicial ha sido experimentada enérgicamente, con aplicaciones de conciencia del contexto para consumir y compartir música, con Geobeat, AudioDrops y Aitokaiku creando interfaces que se adaptan en el camino, y Prizm, construyendo un sensible altavoz casero similar a Alexa. Ya Google está incorporando su Awareness API en su tienda Play Music app, recomendando canciones basadas en factores como la ubicación y el tiempo.
Las implicaciones tecnológicas y filosóficas de las aplicaciones de música con conciencia del entorno van más allá de sus apodos estandarizados (“Instagram para música,” “Pokémon Go para música,” etc.). La conciencia de contexto puede transformar el proceso creativo, interrumpiendo las relaciones artista-fan y artista-ubicación, y generar nuevos flujos de ingreso y modelos de negocio para la industria de la música en su totalidad. Veamos cómo:
«La conciencia de contexto puede transformar el proceso creativo, interrumpiendo las relaciones artista-fan y artista-ubicación, y generar nuevos flujos de ingreso y modelos de negocio para la industria de la música en su totalidad.”
- La música se volverá no solo funcional, sino también adaptable, democratizando el proceso de composición.
Un punto común de escepticismo sobre la conciencia de contexto es que hace a la música muy “funcional” – demasiado comoditizada a un evento externo o momento particular en el tiempo al contrario de la libertad creativa y la expresión propia. En realidad, evolucionando en tiempo real en respuesta de sus usuarios y su ambiente, la consciencia del entorno de hecho revela un rango más amplio de posibilidades creativas e interactivas para artistas.
Por otra parte, la experiencia de escucha no convencional que acompaña esta tecnología puede hacer sentir a los oyentes más presentes y conscientes de la historia detrás de la música, en lugar de simplemente ponerla y tratarla como algo de relleno de fondo. Como extensión, proyectos musicales de tipo escoge-tu-propia-aventura como The National Mall, realmente democratizan y distribuyen el proceso de composición a sus usuarios, ya que el álbum no puede tener vida sin el movimiento y participación de los compositores como actores deliberados.
- La cultura local y el conocimiento pueden volver a destacarse.
El Internet es un arma de doble filo para las culturas locales. Como escribió Sam Lessin en The Information, una crucial consecuencia de que la información sea abierta y accesible a todo el mundo en el mercado global, es que ésta hace “menos posible que ideas específicas se mantengan firmes con las audiencias locales relevantes.” La música encara una situación similar; se vuelve más difícil ganar exposición para géneros y escenarios propios, ya que los sonidos populares convierten a ambos en homogéneos y más internacionalizados.
Una vez que la música es etiquetada por su ubicación, se puede atar a sí misma a las culturas locales, tradiciones y topografías, creando una experiencia multimedia de narración. Uno de los ejemplos más prominentes de este fenómeno es Hear the City, una app desarrollada en Agosto 2016 por Urban Innovation Legacy Project de CISCO, en alianza con la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil. CISCO comisionó al diseñador de sonidos Rob Thomas para un proyecto de composición adaptable, en el que Thomas, en tiempo real, convirtió datos locales de transporte, conectividad, tiempo y emociones, en dinámicas melodías y visualizaciones gráficas que eran accesibles solo si descargabas la aplicación. El proyecto también instaló un quiosco interactivo y organizó reuniones periódicas en toda la región de Porto Maravilha, en Rio, uniendo a las personas a través de los sonidos y visuales compartidos.
- La fluida experiencia de la música de consciencia del entorno puede inspirar a más artistas y fanáticos del grupo del IoT.
Independientemente de si la música es adaptable en sí, los servicios de conservación y distribución de la consciencia de contexto pueden suavizar la experiencia de escuchar para los consumidores. En un mundo ideal, no habría necesidad de poner pausa en la transición de manejar un carro o tomar el metro para entrenar en el gimnasio (cree Spotify Running, pero automatizado), o para relajarse en casa solo o en compañía de algunos amigos.
Ejecutar esta visión requiere de más avances en detección remota, reconocimiento de imagen, rastreo de movimiento y otras áreas de inteligencia artificial. Con el crecimiento en consumo de música móvil, y la fragmentación y aparición de los nuevos “dispositivos” y herramientas como vehículos autónomos, semejantes avances tendrán cada vez mayor demanda durante los próximos años.
Del original: «How context awareness is the next frontier in the music industry», Hu, C.