Hemos llegado al punto en el que la industria musical en EE.UU. genera más ingresos con el streaming que con el formato físico o las descargas digitales, signo inequívoco del momento de transición en el que nos encontramos.
Los tiempos están cambiando…
Esto ha cambiado nuestro forma de consumir música, incluso es posible que hayas oído hablar o leído acerca de como esto afecta a los artistas y creadores, no obstante, no suele hablarse de como esto afecta al sonido de la música pop.
El streaming no solo está cambiando la forma en que se descubre la música o se consumo, sino que también afecta a la forma en la que se crea. Lo que, por otro lado, no debería sorprendernos, ya que siempre ha existido una relación entre la música, los medios y la distribución. Echemos un vistazo atrás.
En los 60, la Motown creó grabaciones para la radio. Las duraciones cortas de canciones permiten introducir anuncios de manera regular y las introducciones largas dieron a los DJ la posibilidad y liberta de hablar sobre las canciones. En los 80, el surgimiento del CD dio paso a los contenidos en un formato largo, la duración promedio aumentó de 40 minutos a más de una hora y además, puesto que ya no era imperativo mantener la integridad de os surcos del vinilo, las grabaciones comenzaron a incorporar gamas sonoras más bajas y más fuertes.
En los 2000, la industria musical vió desviada su trayectoria de nuevo con la desagregación del álbum por parte de Apple al ofrecer descargas vía iTunes que puso fin a la tendencia centrada en el álbum que predominó durante décadas cambiando el foco hacia los singles.
En la historia de la industria de la música el objetivo siempre ha sido el mismo, conseguir que la gente compre las grabaciones tanto si las reproduce como si no.
El proceso de creación de la música pop ha ido evolucionando sirviendo a estos propósitos. Grabaciones, álbumes y canciones cuyo objetivo era dirigir al cliente a la cola de la caja registradora. Los grandes éxitos parecían ser ineludibles por un mes o dos, pero tan pronto como aparecían se esfumaban, cosa que mientras se pagara por la canción parecía ni importarle a la industria de la música.
Pero el streaming ha cambiado esto por completo ya que por primera vez, el éxito financiero ya no reside en las ventas si no en el consumo continuo de música servida en las plataformas de música bajo demanda. A mayor número de veces se reproduce una canción, mayor desembolso. Las implicaciones de este cambio son grandes.
En este tipo de plataformas las canciones que aparecen brillantes y llamativas y pasan a desaparecer rapidamente son menos lucrativas que nunca. Por otro lado, las canciones pop más rentables son aquéllas que consiguen llegar al corazón de los oyentes inspirando millones de streams en los años venideros, el éxito es acerca de la repetición.
Este cambio favorece la introducción de un poderoso y nuevo incentivo para fomentar relaciones más duraderas y profundas. Ahora las canciones además de buscar enganchar lo suficiente la audiencia para inspirar una conexión inmediata, también debe ser digna de ser escuchada cientos, miles de veces.
¿Qué significa esto para los futuros éxitos pop?
Solo podemos seguir de cerca los cambios continuos y adaptarnos. Seguramente veremos como la radio terrestre continua perdiendo relevancia, los arreglos y estructuras de las canciones llegaran a ser más fluidos. Surgirán nuevos medios innovadores a los que habrá que seguir adaptando la artefacto artístico-musical (como siempre). Por otro lado, se me ocurre plantear ¿por qué una canción tiene que prestar la misma experiencia cada vez? ¿y si evolucionaran con el tiempo? ¿y si despues de x reproducciones de una misma canción surgiera una nueva versión de esa misma canción?
Una cosa si que es segura, si el streaming continua siendo la forma dominante de consumo de música, y por el momento nada hacer sospechar lo contrario, el «sonido» de la música pop va a cambiar. ¿Vas a cambiar tu con él?
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