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Reimaginando la industria musical

reinventando la industria musical

A continuación os acercamos el pensamiento de Vickie Nauman, Principal and Founder de CrossBorderWorks quien realiza un interesantísimo análisis del negocio de la música, sus stakeholders, el streaming y de hacia donde debería ir la industria musical hacia el futuro.

Cuando trabajo con compañías de música (sellos, editores, profesionales, artistas) normalmente etiqueto a las personas como “tecnología”. Cuando trabajo con compañías tecnológicas (hardware, software, plataformas), veo a las personas como la “música” en sí misma. Desde que he trabajado dentro de diferentes mercados verticales en tecnología y música, desde el año 2000, he sido capaz de ver a través de diferentes lentes y lo he convertido todo en algo bilingüe. A pesar de que la música ha sido el canario en la mina del carbón vegetal, creo que aún nos encontramos en las primeras etapas del desarrollo de una economía de música digital y quiero ser optimista.

El consumo de música está en su punto más alto, está siendo producido por artistas de todo el mundo y ha alcanzado el 40% de la población mundial. La mayor oportunidad tanto ahora como en el futuro es de lejos, permitir productos innovadores de música con licencia para llegar a los consumidores a través de una mezcla constante, evolución de los altavoces conectados, móviles que pueden llevar puestos dispositivos, plataformas y aplicaciones y recoger y distribuir los ingresos de manera eficiente respaldando a los creadores de todo esto.

Sin embargo la industria de la música como un todo no está bien posicionada como para maximizar muchas de sus oportunidades emergentes y futuras. ¿Por qué no? La música ha pasado de distribución de alto margen y baja complejidad  de los discos de plástico brillante a la distribución de bajo margen y alta complejidad de los flujos digitales.

Sabes que no necesitas un MBA para saber que esto no cuadra. La economía y la cadena de valor de los derechos de los titulares y proveedores de servicios que fueron necesarios para llevar un catálogo de música a la vida es ahora una mezcolanza de plataformas técnicas y  conjuntos de datos desde la década de 1980, ninguno de los cuales fueron diseñados para el uso y las necesidades de hoy en día. Todos ellos tenían sentido en algún momento en el tiempo, pero en un mundo de miles de millones de líneas de transmisión de informes y micro pagos… las insuficiencias son innumerables.

Junto con la falta de normas esto se ha traducido en un caos total y absoluto en la economía, la concesión de licencias, el catálogo y presentación y la identificación de la canción. Ahora tenemos profundos problemas en los ecosistemas, negocios “normas” que han alcanzado rendimientos decrecientes, y se mantiene la distancia entre las industrias de la música y la tecnología. Pero con el alto nivel de compromiso de los consumidores, existe una gran oportunidad para hacer frente a algunos problemas difíciles y construir el futuro. En concreto:

La fragmentación y los silos de datos de música que necesitan elevar la apuesta por los datos asociados a los derechos, los artistas y el catalogo para asegurar que los bloques núcleo de construcción encajan mejor. He observado personalmente varios sistemas de macheo de IDs  que no funcionan correctamente, son ambiguos y con datos problemáticos básicos, tales como el nombre del artista, la dispersión de los datos que tienden a error, y modelos de negocio incompatibles, incluyendo los honorarios de proveedores de servicios que pueden exceder al de los derechos de autor de la música.

Todo esto ha contribuido a crear una base inestable sobre la que están sentados los servicios de música de manera precaria. Y, por otro lado, artistas y titulares de derechos a menudo carecen de visión sobre cómo se utilizan sus activos, lo que funciona y lo que no, y cuanto se debe dinero y a quién  o en manos de quién está. Necesitamos avanzar en el juego y reconocer que la claridad y transparencia en los datos nos permitirá un seguimiento preciso y será mejor para el conjunto de la industria.

 “Normas” en el negocio de la música. En la actualidad tenemos ofertas muy limitadas de consumo que están ligadas a las licencias y «normas» en cuanto al modelo de negocio. Con servicios de acceso a catálogos completos por  9.99 dólares que compiten en una lucha a muerte por el mismo consumidor con el mismo producto al mismo precio. ¿Cómo afecta esto al crecimiento de una base diversa de clientes de música? La música es inherentemente tribal y está compuesta de diferentes núcleos con preferencias individuales, pero que no han cumplido aún con las necesidades de los consumidores digitales. La dependencia de un modelo de negocio y de  una propuesta de valor al usuario pone en evidencia cualquier descubrimiento sobre las debilidades del modelo. De ahi se desprende la insostenibilidad abundando los fracasos. Es hora de desafiar estas “normas” y explorar juntos formas de segmentar la base de clientes global de música con sus diferentes ofertas, experiencias y precios, lo que ayudará a hacer crecer el “pastel”, aumentar el gasto anual y optimizar tanto el uso del catálogo como el alcance al consumidor.

Cerrando la brecha entre la música y la tecnología. En la actualidad para servir streaming de música con licencia de forma legal, se necesitan de 18 a 36 meses de negociaciones legales bizantinas, capas complejas de proveedores de servicios, y la integración con los sistemas opacos que se construyeron en épocas económicas y tecnológicas anteriores. Este torpe proceso de varios años es ilógico  en compañías tecnológicas cuyos dispositivos y plataformas son canales hacia los consumidores y en lo que es casi imposible modelar un producto. Y si no se puede modelar un producto en una empresa de tecnología y conseguir la aceptación total, el deshecho de la idea estará asegurada. Este laborioso proceso puede tener cierto sentido para nivelar a los principales actores de la industria de la música. Todavía no hemos descubierto esa colaboración. Por otro lado veo dos industrias con habilidades complementarias: las compañías de música que desarrollan artistas y compañías de tecnología que desarrollan aplicaciones. Combinemos las dos con una remuneración justa a los creadores, ofrezcámoselo  a los consumidores y tendremos una gran victoria. Creo firmemente que a través de una mejor alineación de los objetivos de negocio, la simplificación y el uso de las herramientas tecnológicas modernizadas, podremos crear un futuro brillante.

El streaming ha alcanzado la mayoría de edad y está en la cúspide de una nueva era. Apenas hemos empezado. Todavía no hemos encontrado la manera óptima de que trabajen juntos las industrias de alta tecnología y la de la música, pero cuando lo hacemos bien, imagino una mayor monetización de la música a través de un conjunto de diferentes modelos y productos musicales que van mucho más allá de los que conocemos hoy en día, en la realidad aumentada, la realidad virtual, el fitness, wearables, salud mental, ofertas y catálogos especializados… Pero para llegar antes allí, tenemos que reimaginar como el negocio de la música se ve dentro de la era digital.

(Post realizado por Esther Gómez.  Traducción y adaptación del original de Nauman, V., «Reimagining The Music Business«)

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